AGRESIVIDAD MAL ENFOCADA

Apostasia 1    Aunque las apostasías formales son un dato estadístico cuantitativamente poco significativo, llama la atención el resentimiento injustificado que destilan las cartas enviadas planteando esta petición, sobre todo si están firmadas por jóvenes.

    Su visceralidad obliga a preguntarse por el tipo de muchacho/a que algunos fomentan en aras de satisfacer su afán de protagonismo social. Me refiero a aquellos que buscan relevancia política embistiendo sin miramientos, ni fundamento, con campañas como la de la foto, a la Iglesia española.

    ¿Qué gana el individuo – o el país o el mundo – cuando se alienta el odio religioso? El ateísmo, ¿propone un modelo de joven que garantiza la regeneración social? ¿La generalidad de los españoles no puede ser mayoritariamente católica – aunque sólo sea “de bautismo” – pero tiene que ser mayoritariamente atea? Apelar a la propia conciencia, ¿nos hace esclavos de lo social y políticamente establecido o, por el contrario, es un gesto de rebeldía permanente? La conciencia del hombre, ¿debe estar constreñida a las leyes que aprueban los parlamentos, o guarda relación directa con un orden preestablecido en nuestros corazones que, mira por dónde, garantiza el libre albedrío más allá de cualquier poder humano?

    Tengo mis dudas sobre la percepción que los cristianos adultos tenemos de lo que supone consentir, en actitud de indolencia total, acciones beligerantes contra la religión. El bien que no se hace cuando dejamos de reforzar el derecho a la libertad de pensamiento, de culto y de expresión, magnifica la injusticia que se consiente. Y esta, algún día, llamará a nuestras puertas. No lo duden.

    Voy a mostrarles retazos de realidad transcribiendo algunos “párrafos tipo” de las cartas que piden el abandono formal de la fe. La gente se lo descarga de Internet y lo envía al obispado. No son peticiones neutrales, ni corteses, y están imbuidas de falsedad.

    “Recibí el bautismo al poco de nacer porque mi familia estaba presionada por la costumbre social que impuso la Iglesia, a pesar de ser contraria a los Evangelios, que postulan el bautismo en la edad adulta”. (¡Escribir esto requiere “muuucha” ignorancia!)

     “Este hecho implicó que se me negaran todos los derechos que jurídicamente me correspondían, y se me obligó a formar parte activa de un determinado núcleo de creencias sin la preceptiva etapa de información y formación previa”. (¿?)

     En relación a sus partidas de bautismo, que quisieran arrancar y quemar, suelen decir lo que sigue: “el hecho de haber recibido el bautismo no es un mero “hecho histórico” que no prejuzga nada. Antes al contrario lo prejuzga todo…” (Y copian varios párrafos del Catecismo de la Iglesia Católica y del Código del Derecho Canónico donde se explica lo que supone el bautismo y la pertenencia a la comunidad eclesial). “Expreso mi total y definitiva oposición a formar parte, ni siquiera como mero apunte estadístico, a la Iglesia católica”.

    “Declaro encontrarme, de pleno, en la situación descrita en el canon 751 de Código de Derecho Canónico” (que explica lo que es la herejía, la apostasía y el cisma. ¡Léanselo si tienen oportunidad!).

    “Solicito que se proceda sin dilación a considerarme apóstata de la Iglesia Católica y que baste para ello mi voluntad soberana expresada en este documento, sin que haga falta que tenga que hablar, recibir consejo o asesoramiento de nadie, sea clérigo o laico, y sin que tenga que repetir mi petición ante ningún notario eclesiástico o civil”. ¡Que digan al Ayuntamiento lo mismo para darse de baja en el censo y dejar de pagar el IVI!

    Continúan dando instrucciones precisas sobre cómo dar entrada a su carta, lo que ha de constar en el acuse de recibo que exigen y el plazo que nos conceden para cumplir todas sus exigencias, bajo amenaza de denuncia a la Agencia Española de Protección de Datos. Por último, y esto me parece el colmo de la insolencia, apelan a la necesidad que tiene la Iglesia de honrar la verdad, para instarle a tomar en consideración sus exigencias.

    Nadie está obligado a creer una determinada fe. La Iglesia defiende esta libertad. De hecho, condena el fanatismo y el proselitismo mal entendido. Por tanto, no se merece que la traten con este desdén. Resulta sospechoso que una sociedad se muestre curiosa y muy tolerante hacia, por ejemplo, algunas costumbres budistas (una religión considerada exótica que se practica en la otra punta del mapamundi, y que niega derechos humanos según en qué casta te circunscriban), mientras promueve el odio hacia lo cristiano, la religión de “nuestro aquí y ahora”.

    Quizás sea el momento de dar un paso al frente y decir sin complejos: “yo soy cristiano, ¿y qué?”

¿Qué actitud debemos adoptar los laicos cristianos para contrarrestar este efecto “hostilizador”? ¿Vivimos y fomentamos la verdad que libera al individuo, frente a la verdad impuesta que sólo busca someter conciencias y conductas?

3 Respuestas a “AGRESIVIDAD MAL ENFOCADA”

  1. Decir lo primero que soy católico, y sin ganas de apostatar ni nada por el estilo, pero intentar negar que mucha gente bautiza a sus hijos «por que es lo que se hace en la familia» o por simple «costumbre» es negar la realidad social.

    Y negar que la Iglesia Católica, como estructura jurídica, hace más complicado de lo que debería el que una persona pueda apostatar también es negar la realidad.

    Y en mi opinión, indicar que los comentarios como el que citas son para «satisfacer su afán de protagonismo social» es menospreciar la libertad de elección de cada uno.

    Si alguien quiere renunciar «formalmente» al catolicismo, debería ser tan sencillo y rápido (o más) que entrar en la familia Católica mediante el bautismo y otro sacramento; cosa que a día de hoy no es, y por ello las «apostasías formales son un dato estadístico cuantitativamente poco significativo» … y por eso se crea tanto resentimiento en ciertas personas.

    Un abrazo,
    Luisma

  2. Estimado Luisma.
    He leído tu comentario y, sin afán de polemizar, quisiera contestar algunas afirmaciones que haces.
    Yo no niego que mucha gente bautice a sus hijos por costumbre, o porque es tradición familiar. Es más, creo que – salvadas las condiciones necesarias para solicitar este sacramento – no hace falta ser «cristiano 10» para poder pedir el bautismo de tus hijos de forma consecuente. El cristianismo «sociológico» es necesario para que pueda vivirse con libertad el cristianismo «autentico». (Te lo ruego, entiende bien mis comillas). Además, ¿quién puede decirse cristiano perfecto?
    En segundo lugar, es falso que la Iglesia dificulte el proceso de apostasía. En esto permíteme ser categórica. Yo atiendo esos casos en mi diócesis y, te lo aseguro, se recibe a la gente con cordialidad, se les explica sin acritud el proceso a seguir, y se comprueba la ausencia de coacciones externas en el momento de firmar el abandono de la fe.
    En tercer lugar, cuando menciono a los que buscan protagonismo social, no me refiero a los apostatas, sino a los que les influyen y manipulan con campañas demagógicas como la de la foto que acompañaba mi escrito.
    En cuarto lugar – y me parece mentira tener que repetir esto una vez más- , la Iglesia defiende la libertad de culto y pensamiento como nadie. Para la Iglesia es fundamental que toda persona pueda elegir qué religión profesa o si profesa alguna o ninguna. No obstruye el proceso de apostasía- como dicen en los mentideros – y tampoco obliga a bautizar a nadie.
    ¡Otro gallo cantaría si quienes desean apostatar, solicitaran la información pertinente en los canales oficiales, en lugar de bajarse ciertos párrafos de Internet! Y otro gallo nos cantara si en lugar de criticar tanto las instituciones eclesiásticas (las cuales también merecen sus buenos tirones de orejas de vez en cuando) los cristianos trabajáramos por hacer mejor nuestra iglesia. ¿Tú sabes cómo se realiza el trámite de apostasía?

  3. Estimados amigos: Me parece correcto el título de este post. Pues entiendo que está muy mal enfocada esa agresividad hacía el pobre cura, al que acudieron unos señores para que les bautizara a su retoño……..

    Y ahora, ¿por qué estas personas, no reclaman y exigen responsabilidades, con la misma contundencia nivel de exigencia e impertinencia a sus propios padres por haberles llevado a la pila bautismal? ¿O los sacerdotes y párrocos llevan a los niños y no tan niños a punta de pistola hasta ella?

    Pensemos igualmente desde la otra orilla, no desde la religiosa………. ¿Cuánto cuesta, incluso económicamente, el tiempo empleado para bautizar a estas personas por parte del sacerdote y otros, en el bautizo, en el registro parroquial, etc. realmente para nada o incluso para menos que nada?

    ¿Sabemos o podemos cuantificar todo el dinero que los familiares de estas personas nos hicieron gasta en las invitaciones para el evento? ¿Para los trajes y vestidos de la ocasión? ¿En los regalos para las “criaturas”?

    Todo por los caprichos de unos padres que llevados por las tradiciones sociales, las tradiciones familiares o por los arrebatos momentáneos del ser igual que el resto o por lo menos no ser menos, quisieron darle el bautismo a su hijo. ¿Sólo fue el bautismo? ¿O pasó lo mismo con la primera comunión e incluso el matrimonio?

    Es una pena que “al de turno” no se le ocurriera antes lo de los “bautizos”, “comuniones” y “matrimonios” civiles pues muchos de estos casos, se hubieran podido ahorrar esta gente.

    Ahora, con el paso del tiempo, por otra moda social ó política, pretendemos borrar dicha inscripción en los registros parroquiales. ¿Cómo se hace? ¿Se le da una pasada de TYPESS para “tapar” la anotación? ¿Se le echa tinta por encima para hacer la anotación ilegible? ¿Se recorta con tijeras?

    Oiga, que delante ó detrás, incluso en la otra página, puedo estar yo y quiero que el libro permanezca intacto y que no se pueda extender los citados productos y puedan emborronar parte de mi anotación ó que la tijera cortadora pueda lastimar parte de la mía, que a mucha honra, mis padres me bautizaron con todo conocimiento y convicción. Después hice la primera comunión y años más tarde, lo ratifiqué con mí confirmación.

    Al igual que mis padres, recibí el sacramento del matrimonio, y los hijos habidos en él, han sido educados en la misma fe y con los mismos procesos que los aquí relatados con ese mismo convencimiento y conocimiento de nuestra fe en la cual, pobre pecador de mí, quisiera avanzar mucho más en todo, con el orgullo y la confianza de GRITAR “YO SOY CRISTIANO ¿Y QUE?”

    Un saludo.

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