MI SEMANA SANTA. RESUMEN DE UN COFRADE.

Mi Semana Santa, ademas de llevarla todo el año en mi pensamiento, dio comienzo el Miercoles de Ceniza, con la imposición de la misma en la Redonda. A partir de ahí, se fueron sucediendo una serie de acontecimientos que voy a ir relatando a continuación. Ademas de los actos propios de Cuaresma, hubo uno que me marcó especialmente el pasado 22 de marzo, que fue la misa, que junto con los hermanos del Santo Sepulcro, celebramos en recuerdo de don Gabriel de Unsaín. De este acto, doy cumplida cuenta en un artículo publicado en este blog.

Referente a los actos procesionales propiamente dichos, el 30 de marzo, Viernes de Dolor, acudí invitado por la cofradía de la Vera-Cruz de Alberite en representación de mi cofradía, y junto con cinco hermanos de Las Siete Palabras y el Silencio, al Vía-Crucis que realizan ese día con el Cristo de la Vera Cruz. Fue un acto muy bonito, resultando una estampa agradable y de verdadera fe, al ritmo que marcaban los tambores y los sentidos toques de las cornetas.

El Domingo de Ramos, tras ver la Entrada Triunfal en Jerusalén, y recordar la época de cuando era un niño de siete años, acompañando por vez primera a la «Burrita», y verme reflejado en la cantidad de infantes que acompañan a esta hermosa procesión, me reuní con unos buenos amigos para dar comienzo a nuestra Semana Santa, con una comida de hermandad.

El Lunes Santo, acudí a ver salir a Nuestro Padre Jesús Cautivo de la residencia de Santa Teresa Jornet, con la esperanza de que el tiempo, acompañara, cosa que desgraciadamente no fue así, ya que en el momento en salio el paso a la calle, descargó una tremenda tromba de agua, que hizo que se suspendiera este Vía-Crucis.

El Martes Santo, antes de acudir a por las andas de mi cofradía, asistí a uno de esos actos que el azar quiso que contemplara, que es la colocación sobre sus andas procesionales del Cristo de la Agonía.
Una vez hube dejado las andas de mi cofradía en la Redonda, fuí a ver el Vía-Crucis de la Flagelación de Jesús. Quiero determe un instante en esta procesión, para destacar, no solo a la cofradía en su conjunto, sino tambien a la banda de tambores y cornetas, la cual, año tras año, va mejorando su repertorio procesional.

El Miercoles Santo, un año mas, fuí testigo de la limpieza y veneración del Cristo del Santo Sepulcro. Este acto, que se realiza antes de que el pueblo entre a venerarlo, lo prepararon en esta ocasión con sillas en la capilla de los Ángeles, dispuestas para las cofradías así como para la Hermandad.

Por la noche, un año mas, y ya son 33, acompañé a la Virgen Dolorosa en busca de su Hijo Jesús Nazareno, encontrandonos en la plaza del Mercado. El fervorín, corrio a cargo del Señor Obispo, y estuvo muy acertado en cada una de las palabras que dijo. Tras escuchar los toques de cornetas de ambas cofradías, y una hermosa jota dedicada a ambos pasos, realizamos el camino de vuelta.

El Jueves Santo, es uno de los días mas especiales para mí. Ese día, a las ocho de la mañana, estaba en la Redonda para proceder al montaje del paso de Nuestra Señora La Virgen de la Soledad.

Ya por la tarde, pude ver a Las Siete Palabras y el Silencio en la calle Portales, quienes, desgraciadamente, y otra vez por culpa del tiempo, tuvieron que darse la vuelta y volver al colegio.

Sí que tuvieron suerte el Descendimiento y la Magdalena, a los cuales, ví en la plaza del Mercado de donde ya, me despedí hasta el día siguiente.

El Viernes Santo, nuevamente con la esperanza puesta de ver procesionar por las calles del casco viejo al Cristo de las Ánimas, comprobé como tuvieron que acortar su recorrido a la Redonda devido a la lluvia. Lo vi entrar en la concatedral, al son de la saeta que el fiscornio entonaba, mientras los hermanos mecían el paso.

Ya por la tarde, y con un nudo en el estómago, al ver la climatología, me dirigí de nuevo a la Redonda, para participar en la procesión del Santo Entierro, de la cual, salí muy satisfecho, por haber cumplido, un año mas, con Nuestra Señora la Virgen de la Soledad, y conmigo mismo, al comprobar el cúmulo de sentimientos, que no voy a decir, pero que os los podeis imaginar.

Y por fín, el Domingo de Resurrección, me desplacé junto con otros amigos cofrades, a la localidad de Samaniego, para ver el juicio popular que se le hace a Judas, en el cual, siempre con buen humor, se sacan a relucir anécdotas de los vecinos de la villa que les han sucedido a lo largo del año.

Esta a sido mi particular Semana Santa. Intensa, hermosa y apasionante para mi. Deseo que tod@ vosotr@s, la habreis disfrutado como yo, con la fe puesta en este Jesús Resucitado, que nos salva del pecado.

FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN.

Miguel.

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