La Virgen de Fátima, Nuestra Señora del Rosario.

En preparación para las apariciones de Nuestra Señora, un ángel quien se identificó como el Ángel de Portugal, le habló en primer lugar a los niños diciéndoles: «No teman. Yo soy el ángel de la Paz. Recen conmigo».

Luego el se arrodilló, doblándose hasta tocar el suelo con su frente y rezó: «Dios mío, yo creo, yo adoro y yo te amo!, te pido perdón por aquellos que no creen, no adoran, no confían y no te aman!» El dijo esta oración tres veces. Cuando se paró, se dirigió a los tres niños y les dijo: «Recen así. Los corazones de Jesús y María están atento a la voz de sus suplicas» Y él, dejó a los niños,  quienes empezaron a decir esta oración frecuentemente.

Era la Portugal rural de inicio del siglo XX y no era inusual, ver a niños llevando a sus rebaños a pastorear. Esto es lo que los niños de la familia Marto y Santos, todos primos, hacían en esos días.

Casi siempre eran Lucía Santos, Francisco Marto y su hermana Jacinta, los que con gusto tomaban esta responsabilidad agradecidos por la suerte de estar al aire libre y poder jugar mientras las ovejas pastoreaban en silencio. Ellos llevaban a pequeños grupos de ovejas a pastorear en parcelas pertenecientes a sus padres en diferentes partes de la sierra, el altiplano en el que se encontraba el pueblito de Fátima, donde se encontraba la Iglesia parroquial y Aljustrel, pueblecito donde vivían los niños.

Dos miradores favoritos eran las colinas que miraban a Aljustrel, cerca de un campo llamado Loca do Cabeco (Lugar de la Cabeza) y la Cova da Iria (Enseñada de Irene) a un distancia de Fátima. En estos lugares ocurrieron las apariciones que cambiarían el curso de la vida de estos niños y de la historia del siglo 20 hasta nuestros días.

Apariciones de la Santísima Virgen María (1917)

Casi 8 meses pasaron desde la última aparición del Ángel. Lucía, Francisco y Jacinta continuaron haciendo lo que el ángel les había enseñado, orando y ofreciendo sacrificios al Señor.

Lucía tenía ahora 10 años, Francisco nueve en Junio y Jacinta acababa de cumplir siete en marzo cuando el 13 de mayo de 1917, decidieron llevar sus ovejas a unas colinas que pertenecían al padre de Lucía conocidas como ya hemos dicho, Cova da Iria, o Ensenada de Irene. Fue ahí, solo con una excepción, donde la Santísima Virgen bajo el nombre de Nuestra Señora del Rosario se les apareció en seis ocasiones en ese año 1917, y una novena vez en 1920 pero sólo a Lucía.

Tan importante como el lugar y el momento eran la situación a nivel mundial. En esos momentos la Primera Guerra Mundial hacía estragos en Europa, conduciendo a la humanidad a la forma más salvaje de guerra vista hasta el día de hoy. En la lejanía de Moscú, Lenin preparaba la revolución que volcó el orden social Ruso en Noviembre de 1917 y en la que se sumergió eventualmente casi la mitad de los habitantes de esta tierra. Fue en este contexto en el que el cielo intercede por la tierra para proveer el antídoto para los males morales y sociales del mundo – el mensaje de Fátima.

Aparición del 13 de mayo de 1917

Llevando a su rebaño fuera de Aljustrel en la mañana del 13 de mayo, la fiesta de Nuestra Señora del Santísimo Sacramento, los tres niños pasaron Fátima, donde se encontraban la parroquia y el cementerio, y procedieron más o menos un kilómetro hacia el norte a las pendientes de Cova. Aquí dejaron que sus ovejas pastorearan mientras ellos jugaban en la pradera que llevaba uno que otro árbol de roble. Después de haber tomado su almuerzo alrededor del mediodía decidieron rezar el rosario, aunque de una manera un poco truncada, diciendo sólo las primeras palabras de cada oración. Al instante, ellos fueron sobresaltados por lo que después describieron como un «rayo en medio de un cielo azul». Pensando que una tormenta se acercaba se debatían si debían tomar las ovejas e irse a casa. Preparándose para hacerlo fueron nuevamente sorprendidos por una luz extraña.

«Comenzamos a ir cuesta abajo llevando a las ovejas hacia el camino. Cuando estábamos en la mitad de la cuesta, cerca de un árbol de roble (el gran árbol que hoy en día está rodeado de una reja de hierro), vimos otro rayo, y después de da unos cuantos pasos más vimos en un árbol de roble (uno más pequeño más abajo en la colina) a una señora vestida de blanco, que brillaba más fuerte que el sol, irradiando unos rallos de luz clara e intensa, como una copa de cristal llena de pura agua cuando el sol radiante pasa por ella. Nos detuvimos asombrados por la aparición. Estábamos tan cerca que quedamos en la luz que la rodeaba, o que ella irradiaba, casi a un metro y medio».

Por favor no teman, no les voy a hacer daño

Lucía respondió por parte de los tres, como lo hizo durante todas las apariciones

¿De dónde eres?

Yo vengo del cielo.

La Señora vestía con un manto puramente blanco, con un borde de oro que caía hasta sus pies. En sus manos llevaba las cuentas del rosario que parecían estrellas, con un crucifijo que era la gema más radiante de todas. Quieta, Lucía no tenía miedo. La presencia de la Señora le producía solo felicidad y un gozo confiado.

«¿Que quieres de mi?»

Quiero que regreses aquí los días trece de cada mes por los próximos seis meses a la misma hora. Lugo te diré quien soy, y qué es lo que más deseo. Volveré aquí una séptima vez.

» ¿Y yo iré al cielo?»

Sí, tu irás al cielo.

» ¿Y Jacinta?»

Ella también irá

«¿Y Francisco?»

El también, amor mío, pero primero debe rezar muchos Rosarios

La Señora miró a Francisco con compasión por unos minutos, matizado con una pequeña tristeza. Lucía después se recordó de algunos amigos que habían fallecido.

«¿Y María Nieves está en el cielo?

Si, ella esta en el cielo

«¿y Amelia?»

Ella está en el purgatorio.

Se ofrecerán a Dios y tomarán todos los sufrimientos que El les envíe?

¿En reparación por todos los pecados que Le ofenden y por la conversión de los pecadores?

«Oh Sí, lo haremos»

Tendrán que sufrir mucho, pero la gracia de Dios estará con ustedes y los fortalecerá.

Lucía relata que mientras la Señora pronunciaba estas palabras, abría sus manos, y

Fuimos bañados por una luz celestial que parecía venir directamente de sus manos. La realidad de esta luz penetró nuestros corazones y nuestras almas, y sabíamos que de alguna forma esta luz era Dios, y podíamos vernos abrazada por ella. Por un impulso interior de gracias caímos de rodillas, repitiendo en nuestros corazones: «Oh Santísima Trinidad, te adoramos. Mi Dios, mi Dios, te amo en el Santísimo Sacramento»

Los niños permanecían de rodillas en el torrente de esta luz maravillosa, hasta que la Señora habló de nuevo, mencionando la guerra en Europa, de la que tenían poca ninguna noción.

Digan el Rosario todos los días, para traer la paz al mundo y el final de la guerra.

Después de esto ella se comenzó a elevar lentamente hacia el este, hasta que desapareció en la inmensa distancia. La luz que la rodeaba parecía que se adentraba entre las estrellas, es por eso que a veces decíamos que vimos a los cielos abrirse.

Los días siguientes fueron llenos de entusiasmo, aunque ellos no pretendían que fueran así. Lucía había prevenido a los otros de mantener a su visita en secreto, sabiendo correctamente las dificultades que ellos experimentarían si los eventos se sabrían. Sin embargo la felicidad de Jacinta no pudo ser contenida, cuando prontamente se olvidó de su promesa y se lo reveló todo a su madre, quien la escuchó pacientemente pero le dio poca credibilidad a los hechos. Sus hermanos y hermanas se metían con sus preguntas y chistes. Entre los interrogadores solo su padre, «Ti» Marto estuvo inclinado a aceptar la historia como verdad. El creía en la honestidad de sus hijos, y tenía una simple apreciación de las obras de Dios, de manera que él se convirtió en el primer creyente de las apariciones de Fátima.

La madre de Lucía, por otro lado, cuando finalmente escuchó lo que había ocurrido, creyó que su propia hija era la instigadora de un fraude, si no una blasfemia. Lucía comprendió rápidamente lo que la Señora quería decir cuando dijo que ellos sufrirían mucho. María Rosa no pudo hacer que Lucía se retractara, aún bajo amenazas. Finalmente la llevó a la fuerza donde el párroco, el padre Ferreira, sin tener éxito. Por otro lado, el padre de Lucía, quien no era muy religioso, estaba prácticamente indiferente, atribuyendo todo a los caprichos de mujeres. Las próximas semanas, mientras los niños esperaban su próxima visita de la Señora en Junio, les revelaron que tenían pocos creyentes, y muchos en contra en Aljustrel y Fátima.

Aparición del 13 de junio de 1917

En Portugal, el trece de Junio es una gran fiesta, la fiesta de San Antonio de Lisboa, conocido comúnmente como San Antonio de Padua. Este obrero milagroso franciscano nació en Lisboa y había entrado a la vida religiosa como Canónigo Regular de la Santa Cruz, residiendo primero en Lisboa y después en Coimbra antes de dejar la orden Portuguesa para ingresar a la nueva orden de Hermanos Menores y esperar por el martirio.

Esta era, y es, la fiesta de los niños en Portugal, de manera que los padres de Lucía naturalmente pensaron que las festividades de la parroquia de Fátima distraerían a Lucia de su cita en Cova. Sin embargo, no afectada por esta táctica Lucía y los Martos fueron al sitio de la aparición para cumplir con su cita al mediodía.

Cuando ellos llegaron vieron que había una pequeña multitud esperándolos.

Después de haber recitado el rosario con Jacinta y Francisco junto con las personas que estaban presente, vieron otra vez, el reflejo de luz que se acercaba (solían decir que eran rayos) y después, a Nuestra Señora en el roble como en mayo.

» Por favor dígame, Señora, ¿Qué es lo que quiere de mi?»

Quiero que vengas aquí el día trece del mes que viene. Quiero que continúes diciendo el Rosario todos los días. Después de cada misterio, mis hijos, quiero que recen de esta manera. «Oh mi buen Jesús, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno. Lleva a todas las almas al cielo, especialmente a las más necesitadas de tu Divina Misericordia». Quiero que aprendan a leer y escribir, y luego les diré que más quiero de ustedes.

«¿Nos llevarás al cielo?»

Si, me llevaré a Jacinta y a Francisco muy pronto, pero tú te quedarás un poco más, ya que Jesús desea que tu me hagas conocer y amar en la tierra. El también desea que tu establezcas devoción en el mundo entero a mi Inmaculado Corazón.

«¿Debo permanecer en el mundo sola?»

No sola, hija mía, y no debes estar triste. Yo estaré contigo siempre, y mi Inmaculado Corazón será tu consuelo y el camino que te llevará hacia Dios.

En el momento en el que ella dijo las últimas palabras, abriendo sus manos, Ellas nos transmitió por segunda vez, el reflejo de esa luz intensa. En ella sentíamos que estábamos sumergidos en Dios. Jacinta y Francisco parecían estar en la parte de la luz que se elevaba hacia los Cielos, y yo en la parte que se derramaba sobre la tierra. En frente de la palma de la mano derecha de Nuestra Señora estaba un corazón rodeado de espinas que parecían clavársele. Entendimos que era el Inmaculado Corazón de María ofrecido por los pecados de la humanidad, deseando ansiosamente reparación.

La aparición terminó como en la primera ocasión, con la Señora elevándose hacia el este y desapareciendo en la «inmensidad de los cielos».

A pesar del gozo de esos preciosos momentos el dolor de los niños continuó las siguientes semanas, moderado por la creencia de muy pocos de los presentes en Cova ese día. Ellos sabían que algo inusual había ocurrido – vieron los «rayos», algunos percibieron un cierto oscurecimiento del sol, otros una pequeña nube gris que iba y venía mientras ocurría la aparición y ellos creyeron. Sin embrago, las dificultades con sus familia no cesaron, especialmente con sus madres, quienes estaban verdaderamente alarmadas ya que los eventos no sólo continuaban sino que más bien se expandían. A esto, se le añadió la ardua cautela del párroco, que sospechaba que después de todo esto fuera a ser real pero de del demonio.

Aparición del 13 julio de 1917

Mientras se acercaba la fecha de Julio lucía continuaba turbada por las palabras de su párroco que advertía que el diablo podría estar detrás de estas apariciones. Finalmente, ella le confió a Jacinta que su intensión era de no ir. Pero cuando el día finalmente llegó, sus miedos y ansiedades se desaparecieron, de manera que a las doce estaba en Cova con Jacinta y Francisco, esperando la llegada de la bella Señora.

La aparición del 13 de julio probó ser en muchas formas la parte más controversial del mensaje de Fátima, proveyendo un secreto en tres partes que los niños guardaron celosamente. Las primeras dos partes, la visión del infierno y la profecía del futuro role de Rusia y como prevenirlo, no serían reveladas hasta que Lucía las escribió en su tercer diario, en obediencia al obispo, en 1941. La tercera parte, comúnmente conocido como el Tercer Secreto, fue más tarde comunicado al obispo, quien lo envió sin leer al Papa Pío XII.

Unos minutos después de haber llegado a Cova da Iria, cerca del encino, donde un gran número de personas estaban rezando el Rosario, vimos un flash de luz una vez más, y un momento después Nuestra Señora se apareció en el encino.

«Lucía», dijo Jacinta, «habla. La Señora te está hablando»

«¿Si? Dijo Lucía. Ella habló humildemente, pidiendo perdón por sus dudas con todos sus gestos, y le dijo a la Señora «¿Qué quieres de mi?

Quiero que vengan aquí el día trece del mes que viene. Continúen diciendo el Rosario todos los días en honor a Nuestra Señora del Rosario, para obtener la paz del mundo y el final de la guerra, porque sólo ella puede obtenerlo.

«Sí, Sí»

» Yo quisiera preguntarle quien es usted, y si puede hacer un milagro para que todo el mundo sepa a ciencia cierta que se ha aparecido»

Deben venir aquí todos los meses, y en octubre yo te diré quien soy y lo que quiero. Después haré un milagro para que todos crean.

Por tanto segura de lo que hacía, Lucia comenzó a poner ante la Señora las peticiones que todos le habían confiado. La Señora dijo muy gentilmente que ella curaría a algunos, pero que a otros ella no curaría.

«¿Y el hijo paralítico de Maria da Capelinha?»

No, no será curado ni de su enfermedad ni de su pobreza, y debe de asegurarse de decir el Rosario junto a su familia todos los días.

Otro caso encomendado por Lucía a la Señora fue el de una mujer enferma, quien pidió que se la llevaran al cielo.

Dile que no tenga prisa. Dile que yo sé muy bien cuando yo vendré a buscarla.

Hagan sacrificios por los pecadores, y digan seguido, especialmente cuando hagan un sacrificio: Oh Jesús, esto es por amor a Ti, por la conversión de los pecadores, y en reparación por las ofensas cometidas contra el Inmaculado Corazón de María.

Mientras Nuestra Señora decía estas palabras abrió sus manos una vez más, como lo había hecho en los dos meses anteriores. Los rayos de luz parecían penetrar la tierra, y vimos como si fuera un mar de fuego. Sumergidos en este fuego estaban demonios y almas en forma humana, como tizones transparentes en llamas, todos negros o color bronce quemado, flotando en el fuego, ahora levantadas en el aire por las llamas que salían de ellos mismos junto a grandes nubes de humo, se caían por todos lados como chispas entre enormes fuegos, sin peso o equilibrio, entre chillidos y gemidos de dolor y desesperación, que nos horrorizaron y nos hicieron temblar de miedo. (debe haber sido esta visión la que hizo que yo gritara, como dice la gente que hice). Los demonios podían distinguirse por su similitud aterradora y repugnante a miedosos animales desconocidos, negros y transparentes como carbones en llamas. Horrorizados y como pidiendo auxilio, miramos hacia Nuestra Señora, quien nos dijo, tan amablemente y tan tristemente:

Ustedes han visto el infierno, donde van las almas de los pobres pecadores. Es para salvarlos que Dios quiere establecer en el mundo una devoción a mi Inmaculado Corazón. Si ustedes hacen lo que yo les diga, muchas almas se salvarán, y habrá paz. Esta guerra cesará, pero si los hombres no dejan de ofender a Dios, otra guerra más terrible comenzará durante el pontificado de Pio XI. Cuando ustedes vean una noche que es iluminada por una luz extraña y desconocida (esto ocurrió en Enero 28, 1938) sabrán que esta es la señal que Dios les dará que indicará que está apunto de castigar al mundo con la guerra y el hambre, y por la persecución de la Iglesia y del Papa.

Para prevenir esto, vengo al mundo para pedir que Rusia sea consagrada a mi Inmaculado Corazón, y pido que los primero Sábados de cada mes se hagan comuniones en reparación por todos los pecados del mundo. Si mis deseos se cumplen, Rusia se convertirá y habrá paz, si no, Rusia repartirá sus errores alrededor del mundo, trayendo nuevas guerras y persecuciones a la Iglesia los justos serán martirizados y el Santo Padre tendrá que sufrir mucho, ciertas naciones serán aniquiladas. Pero al final mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre consagrará a Rusia a Mi, y esta será convertida y el mundo disfrutará de un período de paz. En Portugal al fe siempre será preservada…(Aquí viene la parte del secreto que aún no ha sido revelado). Recuerden no deben decirle esto a nadie más que a Francisco.

Cuando ustedes recen el Rosario, digan después de cada misterio: O mi buen Jesús, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, especialmente a las más necesitadas de tu divina Misericordia.

» ¿Hay algo más que quieras de mi?»

No, no quiero más nada de ti hoy.

Luego, al igual que antes Nuestra Señora comenzó a ascender hacia el Este, hasta que finalmente desapareció en la inmensa oscuridad del firmamento.

La posesión del Secreto probó ser una gran prueba para los tres pequeños. La familia, los vecinos, seguidores de la aparición, hasta el clero, trató sin éxito que fuera revelado. Finalmente, en cuanto el día de la aparición se acercaba hasta el gobierno civil, que era secular y venenosamente anti clerical, alarmado por el número de personas que estaban interesándose en los eventos de Fátima, atentaron con arrebatárselos y en el proceso exponer a la Iglesia como colaboradora en un fraude.

Aparición del 19 agosto de 1917

Bajo el pretexto de facilitarles su propio automóvil, para que los niños pudieran trasladarse seguros y con rapidez en medio de la multitud que rodeaba sus hogares, el administrador civil o alcalde del distrito en el que estaba ubicado Fátima, llegó a Aljustrel en la mañana del 13 de agosto. En un intento para conocer «la verdad» sin éxito, el 11 de agosto, Arturo Santos, alto rango de la administrción, había planeado una trampa que dejaría a los niños bajo su custodia para forzarlos a revelar todo. Como acto de buena fe, se ofreció para llevar a los tres niños y a sus padres a ver al párroco, quien dijo que quería verles, y así se fue a Cova. En la casa parroquial él abandonó esa artimaña así como a los padres llevándose solo a los niños hasta la sede del distrito en Vila Nova de Ourem, a unas 9 millas de distancia. Allí, intentó comprarlos, los amenazó de muerte y encerrándolos en una celda con otros «criminales» quiso hacerlos retractar de su historia. Todos esto sin ningún resultado. A pesar de sus edades, su fe en la Señora y su coraje fueron imperturbables.

Mientras tanto en Cova al mediodía del día 13, los signos externos característicos de la aparición se hicieron visibles para la multitud, la mayor multitud hasta esos momentos. Después que estos signos terminaron, la multitud se dispersó sin saber nada sobre las trampas tendidas por el gobierno a los niños.

Sin embargo, la retención de los niños, continuó dos días más, preocupando de gran modo a sus familias.

Finalmente, en la fiesta de la Asunción el 15 de agosto, el Administrador los condujo de nuevo a Fátima y los dejó a los pies de la rectoría. Aquí fueron vistos por la gente que salía de Misa tratando de determinar por parte de la familia Marto dónde habían estado los niños. Su furia se volcó contra el conductor del automóvil y contra el Alcalde cuando llegó un poco más tarde, ambos ansiosos de escapar ilesos. Este fue el único esfuerzo serio por parte de la autoridades por intervenir con la Señora de Fátima.

En cuanto a los planes de la Señora, fueron retrasados un poco. El Domingo 19 Lucía, su hermano Juan y Francisco estaban pastoreando sus ovejas en un lugar llamado Valinhos. Estaba ubicado al lado de la misma colina opuesta a Aljustrel donde se les apareció el ángel dos veces, un poco más al norte. Alrededor de las 4 de la tarde, presintiendo que la Señora estaba apunto de aparecerse, Lucía trató sin éxito de convencer a John que fuera a buscar a Jacinta hasta que le ofreció unos cuantos centavos por la diligencia.

Mientras ella y Francisco esperaban vieron la luz típica, y en el momento en que Jacinta llegó hasta ellos, se apareció la Señora.

«¿Que quieres de mí?»

Vengan otra vez a Cova da Iria el trece del mes que viene, mi hija, y continúen rezando el Rosario todos los días. El último día yo haré un milagro para que todos crean.

«¿Que debemos hacer con las ofrendas que deja la gente en Cova da Iria?»

Quiero que hagan dos andas (para cargar estatuas) para la fiesta de Nuestra Señora del Rosario. Quiero que tu y Jacinta lleven una de ellas con dos otras niñas. Ustedes dos se vestirán de blanco. Y luego quiero que Francisco, con tres niños ayudándolo, cargue la otra. Los niños también han de vestir de blanco. Lo que quede de las ofrendas ayudará para la construcción de la capilla que ha de ser construida aquí.

Lucía luego preguntó por la curación de algunos enfermos

Algunos los curaré durante este año

(mirándolos tristemente) Oren, oren mucho. Hagan sacrificios por los pecadores. Muchas almas se van al infierno, porque nadie está dispuesto a ayudarlas con sacrificios.

Habiendo dicho esto se retiró como lo había hecho en otras ocasiones.

Aparición del 13 septiembre de 1917

A pesar del ridículo y las burlas causadas por la prensa secular y atea, más de 30,000 personas se reunieron en Cova para la aparición del mes de septiembre. Ahora mientras se recitaba el Rosario la multitud pudo ver a los niños ponerse de pie mirando hacia el este y ver como la admiración se apoderaba de sus rostros. En un momento,  mientras los niños esperaban, mirando y mirando, sus ojos puestos en el encino, sus gozo encendido como una llama, cayeron de rodillas de nuevo, y personas que estaban muy cerca de Lucía la escucharon decir:

«¿Qué quieres de mi?»

Continúen diciendo el Rosario, mis hijos. Díganlo todos los días para que cese la guerra. En octubre vendrá nuestro Señor, así como Nuestra Señora del Perpetuo Socorro y Nuestra Señora del Monte Carmelo. San José se aparecerá con el Niño Jesús para bendecir al mundo.

A Dios le agradan sus sacrificios, pero no quiere que se pongan los cordones de noche para ir a dormir. Sólo pónganselos durante el día.

«¿Tengo las peticiones de muchas personas que piden tu ayuda. Asistirás a una niña que es sordo muda?»

Ella mejorará en un año.

«¿Y las conversiones que algunos han pedido? ¿Las sanaciones de los enfermos?»

Algunas las curaré a otras no. Nuestro Señor no confía en todos ellos.

«¿Quieres que se construya una capilla pequeña aquí con el dinero que las personas han dejado?»

Sí, deseo que se construya una pequeña capilla en honor de Nuestra Señora del Rosario. Pero diles que se utilice sólo la mitad de este dinero para esto. La otra mitad será para las dos andas que ustedes ya saben.

«Muchos creen que yo soy una impostora y un fraude, dicen que merezco ser colgada o quemada. ¿Puedes por favor hacer un milagro para que ellos crean?»

En octubre habrá un milagro que permitirá que todos crean

Le entrevista se había terminado. La visión se elevó como antes, y Lucía, señalando a la Señora le dijo a la multitud, » Se desean verla, ¡miren! ¡miren!

Aparición del 13 octubre de 1917

Durante la noche del 12 al 13 de octubre había llovido toda la noche, empapando el suelo y a los miles de peregrinos que viajaban a Fátima de todas partes. A pie, por carro y carrozas venían, entrando a la zona de Cova por el camino de Fátima – Leiria, que hoy en día todavía pasa frente a la gran plaza de la Basílica. De ahí bajaban hacia el lugar de las apariciones. Hoy en día en el sitio está la capillita moderna de vidrio, encerrando la primera que se construyó y la estatua de Nuestra Señora del Rosario de Fátima donde estaba el encino.

En cuanto a los niños, lograron llegar a Cova entre las adulaciones y el escepticismo que los había perseguido desde mayo. Cuando llegaron encontraron críticos que los cuestionaban su veracidad y la puntualidad de la Señora, quien había prometido llegar al medio día. Ya habían pasado las doce según la hora oficial del país. Sin embargo cuando el sol había llegado a su apogeo la Señora se apareció como había dicho.

«¿Qué quieres de mi?»

Quiero que se construya una capilla aquí en mi honor. Quiero que continúen diciendo el Rosario todos los días. La guerra pronto terminará, y los soldados regresarán a sus hogares.

«Si, Si»

«¿Me dirás tu nombre?»

Yo soy la Señora del Rosario

«Tengo muchas peticiones de muchas personas. ¿Se las concederás?»

Algunas serán concedidas, y otras las debo negar. Las personas deben rehacer sus vidas y pedir perdón por sus pecados. No deben de ofender más a nuestro Señor, ya es ofendido demasiado!

» ¿Y eso es todo lo que tienes que pedir?»

No hay nada más.

Mientras la Señora del Rosario se eleva hacia el este ella tornó las palmas de sus manos hacia el cielo oscuro. Aunque la lluvia había cedido, nubes oscuras continuaban a oscurecer el sol, que de repente se escapa entre ellos y se ve como un suave disco de plata.

«¡Miren el sol!»

En este momento dos distintas apariciones pudieron ser vistas, el fenómeno del sol presenciado por los 70,000 espectadores y aquella que fue vista sólo por los niños. Lucía describe esta aparición en su diario.

Después que la Virgen se desapareció en la inmensa distancia del firmamento, vimos a San José y al Niño Jesús que parecían estar bendiciendo el mundo, ya que hacían la señal de la cruz con sus manos. Un poco después cuando esta aparición terminó vi a Nuestro Señor y a Nuestra Señora, me parece que era lo Dolorosa. Nuestro Señor parecía bendecir al mundo al igual que lo había hecho San José. Esta aparición también desapareció y vi a Nuestra Señora una vez más, parecida a nuestra Señora del Carmen (Sólo Lucia vio la última aparición, anticipando su entrada al Carmelo unos años después.

Estas serían las últimas apariciones en Fátima para Jacinta y Francisco. Sin embargo a Lucía nuestra Señora se la apareció una séptima vez en 1920, como lo había prometido la Señora el mes de mayo. Esta vez Lucía estaba en oración en la Cova, antes de dejar Fátima para ir a un internado de niñas. La Señora vino para alentarla a que se dedicara enteramente a Dios.

Mientras los niños veían las diversas apariciones de Jesús, María y San José, la multitud presenció un prodigio diferente, el ahora conocido como el famoso milagro del sol. Entre los testigos estaban los siguientes:

O Seculo (un periódico de Lisboa por gobierno y anticlerical.

Desde el camino, donde estaban estacionados los vehículos donde cientos de personas se habían quedado ya que no querían vencer el lodo, uno podía ver la gran multitud volverse hacia el sol, que parecía sin nubes y estaba en su apogeo. Parecía una placa de pura plata y se podía mirar fijamente sin incomodar. Pudo haber sido un eclipse que sucedía en ese momento. Pero en ese mismo momento se produjo un gran grito, y uno podía escuchar a los espectadores más cercanos gritas: ¡un milagro! ¡un milagro!

Ante el asombro reflejado en los ojos de los espectadores, cuya semblanza era bíblica ya que todos tenían la cabeza descubierta, y que buscaban ansiosamente algo en el cielo, el sol temblaba, hizo ciertos movimientos repentinos fuera de las layes cósmicas – el sol «danzaba» de acuerdo a las expresiones típicas de la gente.

Había un viejecito parado en las escaleras de un ómnibus con su rostro vuelto hacía el sol y recitaba el credo en alta voz. Pregunté quien era y me dijeron que era el señor Joao da Cunha Vasconcelos. Lo vi después dirigiéndose a los que estaban a su alrededor con sus sombreros puestos y les imploró vehementemente que se descubrieran sus cabezas ante tan extraordinario milagro.

La gente se preguntaban los unos a los otros lo que habían visto. La gran mayoría admitió ver el sol danzando y temblando, otros afirmaban que habían visto el rostro de la Virgen Santísima. Otros juraron que vieron el sol girar como una rueda que se acercaba a la tierra como si fuera a quemarla con sus rayos. Algunos dijeron haber visto cambios de colores sucesivamente.

O Dia (otro diario de Lisboa, edición 17 de octubre de 1917)

» A la una en punto de la tarde, mediodía solar, la lluvia cesó, el cielo de color gris nacarado iluminaba la vasta región árida con una extraña luz. El sol tenía como un velo de gasa transparente que hacía fácil el mirarlo fijamente. El tono grisáceo madre perla que se tornó en una lámina de plata que se rompió cuando las nubes se abrían y el sol de plata envuelto en el mismo velo de luz gris, se vio girar y moverse en el circulo de las nubes abiertas. De todas las bocas se escuchó un gemido y las personas cayeron de rodillas sobre el suelo fangoso…..

La luz se tornó en un azul precioso, como si atravesara el vitral de una catedral y esparció sus rayos sobre las personas que estaban de rodillas con los brazos extendidos. El azul desapareció lentamente y luego la luz pareció traspasar un cristal amarillo. La luz amarilla tiñó los pañuelos blancos, las faldas oscuras de las mujeres. Lo mismo sucedió en los árboles, las piedras y en la sierra. La gente lloraba y oraba con la cabeza descubierta ante la presencia del milagro que habían esperado. Los segundos parecían como horas, así de intensos eran.

Ti Marto (padre de Jacinta y Francisco)

Podíamos mirar con facilidad el sol, que por alguna razón no nos cegaba. Parecía titilar primero en un sentido y luego en otro. Sus rayos se esparcían en muchas direcciones y pintaban todas las cosas en diferentes colores, los árboles, la gente el aire y la tierra. Pero lo más extraordinario para mi era que el sol no lastimaba nuestros ojos. Todo estaba tranquilo y en silencio y todos miraban hacia arriba. De pronto pareció que el sol dejó de girar. Luego comenzó a moverse y a danzar en el cielo, hasta que parecía desprenderse de su lugar y caer sobre nosotros. Fue un momento terrible.

María Capelinha (una de las primeras creyentes)

El transformó todo de diferentes colores – amarillo, azul y blanco, entonces se sacudió y tembló, parecía una rueda de fuego que caía sobre la gente. Empezaron a gritar «¡nos va ha matar a todos!», otros clamaron a nuestro Señor para que los salvara, ellos recitaban el acto de contrición. Una mujer comenzó a confesar sus pecados en voz alta, diciendo que había hecho esto y aquello….

Cuando al fin el sol dejó de saltar y de moverse todos respiramos aliviados. Aun estábamos vivos, y el milagro predicho por los niños fue visto por todos.

Yo estaba mirando hacia el lugar de las apariciones, esperando serena y fríamente que algo sucediera, y con una curiosidad en descenso por que había pasado mucho tiempo sin que sucediera nada que me llamara la atención, entonces escuche miles de voces gritar y vi que la multitud de pronto se voltio, hacia el lado contrario, sus espaldas en contra del sitio donde yo tenía dirigida mi atención y miré al cielo del lado opuesto.

La hora legal era cerca de las 2 de la tarde, alrededor del medio día solar. EL sol unos momentos antes había aparecido entre unas nubes, las cuales lo ocultaban y brillaba clara e intensamente. Yo me volví hacia el magneto que parecía atraer todas las miradas y lo vi como un disco con un aro claramente marcado, luminoso y resplandeciente, pero que no hacía daño a los ojos. No estoy de acuerdo con la comparación que escuchado han hecho en Fátima y la de un pesado disco plateado. Era un color más claro rico y resplandeciente que tenía algo del brillo de una perla. No se parecía en nada a la luna en una noche clara porque al uno verlo y sentirlo parecía un cuerpo vivo. No era una esfera como la luna ni tenía el mismo color o matiz. Perecía como una rueda de cristal hacha de la madre de todas las perlas. No se podía confundir con el sol visto a través de la neblina (por que no había neblina en ese momento), porque no era opaca, difusa ni cubierta con un velo. En Fátima daba luz y calor y aparentaba un claro cofre con un arco bien difundido.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.