Castidad (I): CASTIDAD POR BANDERA

Vivo en una ciudad donde con el paso de los años y la ausencia de guerra – deberíamos valorar mucho más este privilegio -, proliferan las zonas verdes, las calles bien asfaltadas, las aceras anchas,  las  farolas ecológicas, los juegos de parque para niños y jubilados, las rutas de paseo, las casas nuevas o rehabilitadas con mucha dignidad, los bancos para sentarse, etc.

Entre la gente sentada al sol en esos muchos bancos, hay quienes se dedican a observar a los que transitan: cuando ven venir una persona taciturna y dejada en su aspecto, suelen mostrar indiferencia; cuando se les acerca otra muy expresiva y bien parecida muestran curiosidad; si el transeúnte permanece en actitud seria, cambian la dirección de su mirada y hacen como que no la hubieran visto acercarse; si por el contrario sonríe, lo miran con atención, le devuelven la sonrisa y casi se contienen para no entablar conversación con un desconocido.

¡Es un hecho probado que la gente responde en función de lo que recibe! Si los cristianos transmitiéramos serenidad, buen rollo, alegría, inteligencia, interés por el otro, fidelidad a la verdad y a las propias convicciones, hospitalidad, lealtad y amor de Dios, estaríamos sembrando bondad a nuestro alrededor y, a la par,  generando una sinergia capaz de mover los corazones de otros, de estimular sus latidos para que, a su vez, y a modo de ondas expansivas, consiguieran poner en marcha el núcleo de la sociedad.

En el primer domingo tras la Resurrección de Jesús, cuando aún tenemos a flor de piel los sentimientos, reflexiones y propósitos que nacieron en nosotros mientras lo acompañábamos hasta la cruz y el sepulcro finalmente vacío, se me ocurre que puedo plantearles un reto apto sólo para personas que no se conforman con la mediocridad: el de vivir la castidad cristiana sea cual sea su estado civil.

 Si deciden echarle valor – y si yo consigo explicarles el sentido de esta virtud eminentemente católica –, su mera “muy determinada determinación” (Sta. Teresa, Camino de perfección, cap. 21, 2) logrará provocar en aquellos que les vean transitar por sus vidas la curiosidad, el interés, la esperanza y la promesa de felicidad suficientes para querer saber más sobre este don y sus bondades. Lograrán originar una nueva corriente de vida en la sociedad.

A mi juicio, la castidad queda inadecuadamente resaltada cuando se la nombra mientras se desautoriza el uso sistemático de anticonceptivos ante la opinión pública: no es el foro más propicio.

Pese a esta mala estrategia de marketing, vivir la castidad aporta al hombre mucho más que una zona segura debidamente limitada por un veto; significa haber sido capaz de integrar correctamente en nuestra vida la sexualidad de las personas; es confiar en Dios y asumir la unidad indisoluble de nuestra condición (cuerpo y alma); es aprender el dominio de sí frente a la alternativa: sentirse desgraciado y dominado por las pasiones. También es un don de Dios, una gracia y un fruto del trabajo espiritual. Bajo la influencia de la caridad, la castidad aparece como una escuela de donación y conduce a quien la practica a ser prueba de la fidelidad y de la ternura de Dios. (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2337 y ss.).

Por todo lo anterior, asumo ante ustedes dos desafíos cara a los próximos artículos: 1- demostrar que la práctica de esta virtud es tan universal y propia de laicos como, p.e., la justicia o la prudencia; 2- dar pautas a los padres para que puedan preparar a sus hijos en esta virtud, una tarea que, con frecuencia, se les antoja muy difícil e incluso imposible.

MartaCM

El Pontificio Instituto Juan Pablo II, con sede en Zaragoza, convoca todos los años un curso de formación para cuantas personas entienden la importancia de la Pastoral Familiar y/o  advierten la posibilidad de renovar su vocación profundizando en el misterio y belleza del matrimonio cristiano.

Información y reservas a José Ramón y Verónica (619 585 036, jrsalabel@gmail.com, vemanpa@gmail.com ).

Siempre hay guardería para niños, suelen ofertarse la posibilidad de pensión completa y de becas.

 

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