«Sé valiente, la misión te espera» Domund 2017

La Jornada Mundial de las Misiones, en España conocida como DOMUND, es una llamada de atención sobre la responsabilidad de todos los cristianos en la evangelización e invitando a amar y apoyar la causa misionera. Los misioneros dan a conocer a todos el mensaje de Jesús, especialmente en aquellos lugares del mundo donde el Evangelio está en sus comienzos y la Iglesia aún no está asentada.

Estos lugares son conocidos como Territorios de Misión, están confiados a la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y dependen en gran medida de la labor de los misioneros y del sostenimiento económico las Obras Misionales Pontificias de todo el mundo.

Donde nadie quiere estar, allí están los misioneros y religiosos. Donde nadie quiere quedarse, allí se quedan los misioneros y religiosos. A donde nadie quiere volver, allí vuelven los misioneros y los religiosos. A donde nadie destina dinero y mucho menos hacen llegar el dinero recaudado, allí llega el dinero íntegro e incluso a veces multiplicado por los misioneros y religiosos

El DOMUND pues, es una jornada universal que se celebra en todo el mundo el penúltimo domingo de octubre para ayudar a los misioneros en su labor evangelizadora desarrollada entre los más pobres, pero durante todo el año se promueven y realizan actividades de animación misionera y de cooperación con las misiones.

El domingo 22 de octubre se celebra la Jornada Mundial de las Misiones, el DOMUND, con el lema “Sé valiente, la misión te espera“.  El DOMUND es una Jornada universal que se celebra cada año en todo el mundo, el penúltimo domingo de octubre, para apoyar a los misioneros en su labor evangelizadora, desarrollada entre los más pobres. Es, además, una llamada a la responsabilidad de todos los cristianos en la evangelización. Es el día en que la Iglesia lanza una especial invitación a amar y apoyar la causa misionera, ayudando a los misioneros.

El año pasado España destinó 12.256.618,25 euros para atender 658 proyectos en 176 diócesis de 37 países.

Obras Misionales Pontificias es la encargada de elaborar y distribuir los materiales para preparar esta jornada misionera.

Explicación del lema y del cartel «Sé valiente, la misión te espera»

El Domund, jornada misionera en la que de un modo especial, la Iglesia universal reza por la misión y los misioneros y colabora con ellos.

“Sé valiente”. El papa Francisco invita continuamente a retomar la audacia del Evangelio. Coraje y valentía para salir de nosotros mismos, para resistir la tentación de la incredulidad, para gastarnos por los demás y por el Reino, para soñar con llegar al más apartado rincón de la Tierra.

“La misión te espera”. Es la hora de tener valor para tomar parte en la actividad misionera de la Iglesia. Hasta el último confín, sin límites ni fronteras. Todos estamos llamados a la misión. El anuncio del Evangelio es una necesidad del creyente.

“La misión en el corazón de la fe cristiana”. Lo recuerda el Papa Francisco en su mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones 2017. La mayoría de los bautizados viven la misión en su vida diaria, algunos son enviados por la Iglesia como misioneros; pero todos sienten la necesidad de transformar su existencia en un compromiso misionero. Se trata de “salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio” (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 20).

Con la Jornada Mundial de las Misiones, el Domund, se apoya económica y espiritualmente a los territorios de misión, aquellos lugares del mundo donde el Evangelio está en sus comienzos y la Iglesia aún no está asentada. Estos territorios están confiados a la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, y dependen de la labor de los misioneros y del sostenimiento económico de las Obras Misionales Pontificias (OMP) de todo el mundo.

Sé valiente, la misión te espera

Los orígenes del Domund. La Obra de la Propagación de la Fe.

La Obra de la Propagación de la Fe fue fundada por Paulina Jaricot en Francia en 1822, con la intención de cooperar espiritual y materialmente con la labor misionera de la Iglesia.

paulina-jaricot

La Sociedad de Misiones Extranjeras de París había fundado en 1817 una asociación de laicos en la que se pedía a sus miembros, además de oraciones, la colaboración material, con una aportación semanal destinada a la propagación de la fe. La joven Paulina Jaricot se unió a ellos, decidida a consagrar su vida al servicio de Dios y de la Iglesia como cristiana seglar en medio del mundo. Su entusiasmo hizo que se incorporaran muchas otras personas, especialmente de entre las obreras de la fábrica textil de su padre en Lyon.

Sin embargo, las colectas resultaban modestas e irregulares. Entonces, en otoño de 1819, Paulina tuvo la inspiración de organizarlas de otra manera: se agruparían diez socios bajo un responsable, que recogería de cada uno lo correspondiente a la aportación de un día cada semana; cada diez responsables de decena habría un responsable de centena, y cada diez jefes de centena habría un responsable de millar. Así resultaba una red de oraciones, de recolección de fondos y de propaganda misional.

La asociación conoció un rápido desarrollo entre las gentes más humildes de Francia: obreros, criados y pequeños artesanos. En 1820 Paulina pudo hacer el primer envío importante a las misiones extranjeras de China.

El 2 de mayo de 1822 nació oficialmente la Obra de la Propagación de la Fe, que fue creciendo mientras Paulina se escondía como una más entre los asociados. Siguió trabajando hasta su muerte, en 1862, para difundir esta gran asociación que tanto beneficiaba a las misiones.

La Obra no tardó en extenderse por otros países. El impulso del Papa León XIII contribuyó de manera especial a su difusión universal. En el año 1922 Pío XI concede a la Obra el título de Pontificia y la declara órgano oficial de la Iglesia para las misiones, trasladando su sede central a Roma e implantando subsedes nacionales en cada país.

El mismo “Papa de las misiones”, Pío XI, aprobó en 1926 la institución en todo el mundo católico de una jornada en favor de esta Obra, el “Domingo Mundial de las Misiones”.

La Obra de la Propagación de la Fe en España.

La Propagación de la Fe se introdujo en España en 1839, cuando el obispo de Cádiz, fray Domingo de Silos Moreno, lanzó a las diócesis españolas una invitación a establecer la Obra. Suprimida por decreto ministerial en 1841, esta se movió en la clandestinidad hasta su restablecimiento en 1884, gracias a las iniciativas de la Condesa de Armíldez de Toledo.

En cuanto al “Domingo Mundial de las Misiones”, don Ángel Sagarmínaga, recién nombrado entonces Director Nacional de la Propagación de la Fe, impulsó su celebración en el mismo 1926. Pese a los modestos resultados iniciales (sólo respondieron dos diócesis ese primer año y algunas más el segundo), la Jornada llegó a tener con el tiempo la gran implantación que hoy conocemos. Don Ángel, primer Director Nacional de las OMP en España, siguió siendo más de cuarenta años su gran promotor y el que, desde 1943, la popularizó con el nombre de “Domund”.

Ángel Sagarmínaga

Este gran sacerdote misionero, nació en Yurre el 1 de marzo de 1890, y murió el 15 de marzo de 1968.

Una de las mayores cualidades que D. Ángel aportaba a todo su hacer, es la de trabajar sin pensar en términos de “éxito” o “fracaso”. Todo lo que se haga, se hace con paz y constancia y después se pone todo en manos de Dios.

D. Ángel llegó a ser conocido como “el hombre del DOMUND”, pero ese sobrenombre esconde una historia singular de esfuerzos, fracasos y tenacidad contra viento y marea. Y así fue desde el principio: cuando se lanzó a impulsar la celebración en España del primer Domingo Mundial de las Misiones, en 1926, obtuvo el “gran éxito” de que respondieran solo dos diócesis. Pero siguió adelante… Y al año siguiente fueron solo seis. Pero siguió adelante…

Año tras año, D. Ángel continuó su infatigable trabajo de animación misionera en circunstancias nada fáciles. De hecho, con su sentido del humor, él decía de su papel en esos comienzos: “Estaba siempre al pie del cañón; cosa en extremo difícil… porque antes tenía que fabricar el cañón”.

Insistía en que no tienen que distraernos ni los aparentes logros ni los aparentes batacazos. Tan claro lo tenía que contaba y decía: “El Papa no me ha enviado a conseguir éxitos, a recaudar limosnas, sino a predicar”. Y así se lo transmitía a todos sus colaboradores: “Dios no nos exige el éxito: nos exige el trabajo”.

Este domingo con el DOMUND, tenemos la gran suerte que ahora disponemos de no tener ya, que fabricar el cañón como le pasó a D. Ángel, las energías de muchísimas personas se vuelcan en la preparación de este gran día de las misiones, se junta con la aportación cómplice de todos los que apoyamos con nuestro dinero y nuestras oraciones a todo este gran grupo de sacerdotes, misioneros, religiosos, voluntarios, laicos, etc., todos ellos “misioneros de vanguardia y retaguardia”.

Para ellos tiene que ir nuestro abrazo, nuestro agradecimiento por el trabajo y la ilusión “extra”, pero sobre todo, nuestra aportación generosa.

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