El Ermitaño

En la publicación semanal de PUEBLO DE DIOS, de este domingo  09 de marzo de 2014, D. Juan José Omella Omella, obispo de nuestra Diócesis de Calahorra, La Calzada-Logroño nos relata un precioso relato:
El ermitaño

Se cuenta que un viejo ermitaño se quejaba a menudo de que tenía demasiado que hacer.

 

La gente le preguntó cómo era posible que en la soledad del bosque tuviera tanto trabajo.

 

Les contestó: “Tengo que domar a dos halcones, entrenar a dos águilas, mantener quietos a dos conejos, vigilar a una serpiente, cargar un asno y someter a un león”.

 

Volvieron a decirle: “No vemos ningún animal cerca de la cueva donde vives. ¿Dónde están todos esos de los que hablas?”

 

Entonces el ermitaño dio una explicación que todos comprendieron: “Porque estos animales los tienen todos los hombres, vosotros también”.

 

“Los dos halcones se lanzan sobre todo lo que se les presenta, bueno y malo. Tengo que domarlos para que solo se lancen sobre una presa buena. Esos halcones son mis ojos”.

 

“Las dos águilas hieren y destrozan con sus garras. Tengo que entrenarlas para que solo se pongan al servicio y ayuden sin herir: son mis dos manos”.

 

“Y los conejos quieren ir adonde les plazca, huir de los demás y esquivar las cosas difíciles. Tengo que enseñarles a estar quietos, aunque haya un sufrimiento, un problema o cualquier cosa que no me gusta: son mis dos pies”.

 

“Lo más difícil es vigilar la serpiente, aunque se encuentra encerrada en una jaula de treinta y dos varillas. Siempre está lista para morder y envenenar a los que la rodean apenas se abre la jaula: si no la vigilo de cerca, hace daño: es mi lengua”.

 

“El burro es muy obstinado, no quiere cumplir con su deber. Pretende estar cansado y no quiere llevar su carga de cada día: es mi cuerpo”.

 

“Finalmente, necesito domar el león, que quiere ser el rey, quiere ser siempre el primero, es vanidoso y orgulloso: es mi corazón” .

 

Preciso relato que nos recuerda cómo debemos estar vigilantes para que esas pequeñas fieras que llevamos en nosotros no nos dominen y podamos ser dueños de nuestros instintos, podamos ser personas de bien.

 

La Cuaresma es un tiempo muy especial para ello. Os invito a meditar lo que dice la Palabra de Dios sobre estos miembros del cuerpo:
  1. “El sabio tiene sus ojos en la frente, mas el necio en las tinieblas camina” . Es preciso cuidar bien la mirada.
  2. “Seis cosas aborrece el Señor […] ojos altaneros, lengua mentirosa, manos que derraman sangre inocente” . Las manos son para hacer el bien.
  3. “Tantea bien el sendero de tus pies y sean firmes todos tus caminos. No te tuerzas ni a derecha ni a izquierda, aparta tu pie de la maldad” . Pidamos que el Señor enderece nuestros pasos hacia el bien.
  4. “La lengua de los sabios destila la ciencia, la boca de los insensatos esparce necedad” . Que de nuestra boca salgan siempre palabras buenas.
  5.  “Por encima de todo cuidado, guarda tu corazón, porque de él brotan las fuentes de la vida” . Que el Señor transforme nuestro corazón de piedra en un corazón de carne, lleno de ternura y bondad.
Con mi afecto y bendición.

+ Juan José Omella Omella
Obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño

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