En el huerto de Getsemaní

Si no hubiera sido de nuevo por esta situación anómala, a día de hoy por las calles de nuestra ciudad veríamos discurrir una más de las procesiones de nuestra ciudad y se hubiera anunciado «algo así»;

Vía Crucis Procesional  de Jesús Cautivo

Organizado por la Hermandad de Cofradías de la Pasión de la Ciudad de Logroño y la Cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén, saldrá hoy Lunes Santo 29/03/2021 a las 20,30 horas, la tradicional procesión con la imagen de Jesús Cautivo con el siguiente recorrido desde la Residencia de Ancianos Santa Teresa Jornet: Capitán Gaona, Avenida de Viana, Rodriguez Paterna, Plaza Amós Salvador, San Bartolomé , Herrerías, Travesía de Palacio, Marqués de San Nicolás (Mayor), Avenida de Viana, Capitán Gaona, y regreso a la Residencia de Ancianos Santa Teresa Jornet.

Después de cenar y de cantar el salmo, Jesús y los apóstoles salieron para el monte de los Olivos.

Jesús les dijo: Esta noche vais a caer todos por mi causa, porque está escrito: «Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas del rebaño.» Pero cuando resucite, iré antes que vosotros a Galilea. Pedro replicó: Aunque todos caigan por tu causa, yo jamás caeré. Jesús le dijo: Te aseguro que esta noche, antes que el gallo cante tres veces, me negarás.  Pedro le replicó: Aunque tenga que morir contigo, no te negaré. Y lo mismo decían los demás discípulos. Entonces Jesús fue con ellos a un huerto, llamado Getsemaní, y les dijo: Sentaos aquí, mientras voy allá a orar.

Y señalando un sitio algo más apartado y solitario del huerto, con solo tres de ellos, los más íntimos, Pedro, Santiago y Juan, se introdujeron dentro del citado huerto de los olivos. Jesús, apartándose un poco más de los tres, se dispuso a orar. De repente, Jesús comenzó a dar muestras de «tristeza», de «pavor», de «tedio», términos que emplean los evangelistas.

Él mismo, con expresión verdaderamente trágica, reveló a sus tres confidentes la angustia de su alma diciendo: Triste está mi alma hasta la muerte. Un consuelo en medio de aquella angustia pudo ser para él que sus apóstoles velaran mientras él oraba. Por eso añadió: Aguardad aquí y velad conmigo.

Y allí, postrado de rodillas, se derribó en tierra sobre su rostro, y comenzó a pedir que, si era posible, pasase de Él aquella hora. Ofreció con gran clamor y lágrimas, preces y súplicas a Aquel que le podía salvar de la muerte: Padre mío, si es posible, pase de mí este cáliz; pero no se haga lo que yo quiero sino lo que quieres tú. Padre, Padre, todas las cosas te son posibles; si quieres, pasa este cáliz de mí; pero no se haga mi voluntad sino la tuya.

Claramente sale ese grito del alma de Jesús, dejando ver que, en él, hay dos naturalezas distintas: una divina y otra humana; y dos voluntades: la voluntad humana que se estremece ante el horrible panorama de la Pasión, y la voluntad divina que no es otra sino la del Padre.

Ninguna imperfección habría en que la voluntad humana sintiera repugnancia a padecer; era el gemido inevitable de la naturaleza humana, pero sobre ese gemido se alza resuelta la voz del Espíritu que se rinde en todo y por todo a la divina ordenación. Sin duda en absoluto, podía Dios apartar de los labios de Jesús el cáliz amarguísimo de la Pasión; dueño era Él de atar las manos de los verdugos, y aún de quitarles la vida. Pero estaba decretado que la redención del mundo se había de obrar por la Pasión y la muerte del Mesías, y Jesús, que lo sabe, se somete a este decreto con entera resignación, pronto a beber el cáliz que su Padre le presenta. Ese cáliz, era la Pasión con todos sus dolores y afrentas; la muerte, con todas sus angustias e ignominias.

Agobiado por la tristeza y el terror, al cabo de un largo rato, Jesús busca consuelo en sus discípulos; en los más amigos, en Pedro, en Santiago y en Juan. Pero los encontró dormidos. ¿Simón duermes?, dice dirigiéndose ante todo a Pedro. Y luego a todos, en general, ¿No habéis podido velar una hora conmigo? Pues velad y orad, para que no entréis en la tentación. El espíritu está pronto, pero la carne es débil.

Nuevamente volvió a la oración, diciendo las mismas palabras: Padre mío, si no es posible que pase este cáliz de mí, sin que yo lo beba, hágase tu voluntad.

Otra vez vuelve junto a sus tres discípulos, y de nuevo los encuentra dormidos. Sus ojos estaban cargados, no sólo de sueño, sino de tristeza. Esta vez, ni los despertó. Ni antes, ni ahora, los discípulos supieron responderle. Dejándoles pues, se volvió a su oración, repitiendo por tercera vez las mismas palabras.

Esta vez, se le apareció un ángel para reconfortarlo. Y puesto en agonía oraba más prolijamente. Le sobrevino un sudor, como gotas de sangre que caían hasta la tierra.

No había sido inútil ni podía serlo, la oración de nuestro Sumo Sacerdote. Si el cáliz de la Pasión no se alejó de sus labios, al menos su alma se sintió confortada y animosa para beberle. Ya no necesitaba del consuelo de sus discípulos.

Volviendo donde ellos estaban, les dijo con divina tranquilidad: Dormid ya y descansad. Al cabo de un rato, les despertó y les dijo: Llegó la hora; he aquí que el Hijo del hombre será entregado en manos de los pecadores. Levantaos, vamos allá; ya está cerca el que me ha de entregar. Todavía estaba él hablando, cuando Judas se presentó en el huerto, y con él una gran multitud, con espadas y palos, enviada por los príncipes de los sacerdotes y los escribas y los ancianos del pueblo.

Judas conocía bien a Jesús y sus costumbres de ir frecuentemente al huerto de los olivos a orar, incluso le había acompañado a menudo y por ello, sabía que esa noche no sería distinta y que lo encontraría allí, junto al resto de compañeros. sus discípulos.

Nada más salió Judas del Cenáculo, empezó los preparativos para sorprenderle en aquel lugar retirado. Los Pontífices y fariseos le facilitaron una escolta compuesta de criados del Sanedrín y de guardias del Templo, con sus capitanes y con algunos magistrados que dirigieran y autorizaran el prendimiento. Él mismo como adalid, iba delante de toda esa gente. Para que los encargados de echar mano a Jesús pudieran hacerlo con toda seguridad, les había dado una señal, diciéndoles: Aquel a quien yo besare, ése es. Prendedle, y llevadle con cautela.

El beso era entre los judíos la forma habitual de saludo entre los discípulos y el maestro. Sólo un alma vil como la de Judas, pudo hacer de una señal de amistad una contraseña de traición.

En efecto, nada más llegar al huerto, Judas fue derecho a su Maestro, y le saludó, diciendo: Dios te guarde, Maestro. Y le besó. Jesús, se dejó besar por aquel hombre infame, pero queriendo hacerle ver que sabía sus intenciones y le dijo: Amigo, ¿a qué has venido? ¡Oh Judas! ¿Con un beso entregas al Hijo del Hombre? Aun dada la contraseña, nadie se movió para prenderlo. Fue el mismo Jesús quien, sabiendo todo lo iba a venir, avanzó hacia ellos, y les dijo: ¿A quién buscáis? A Jesús Nazareno, respondieron.

Jesús les dice: Yo soy. Asustándose se echaron un poco hacia atrás, cayendo algunos a tierra. Jesús de nuevo pregunta:  ¿A quién buscáis? Y nuevamente ellos, aturdidos, le contestaron: A Jesús el Nazareno.

Respondió Jesús: Ya os he dicho que soy yo. Si, pues, me buscáis a mí, dejad ir a éstos. Dijo esto, para que se cumpliera otra de las profecías.

Viendo los que con Él estaban lo que ocurría, le preguntaron: Maestro: ¿herimos a cuchillo? Y sin esperar respuesta, uno de ellos, Simón Pedro, con su brío acostumbrado, desenvainó la espada, e hirieron a un siervo del príncipe de los sacerdotes, le cortó la oreja derecha.

Basta, dijo Jesús. Y dirigiéndose a Pedro: Vuelve tu espada a la vaina; porque todos los que se sirven de la espada, a espada morirán. O ¿piensas que no puedo orar a mi Padre, y me daría ahora más de doce legiones de ángeles? Pero, el cáliz que me dio mi Padre ¿no lo he de beber? Y ¿Cómo se cumplirán las Escrituras, según las cuales conviene que así suceda? Y no queriendo el Señor que sus enemigos tuvieran que echarle en cara el daño causado a un pobre hombre por sus discípulos, tocando la oreja del siervo herido, le sanó.

Entonces dijo Jesús a las turbas y a los príncipes de los sacerdotes, y magistrados del templo, y a los ancianos que habían ido a prenderle: ¡Como a ladrón habéis salido a prenderme, con espadas y con palos! Todos los días estaba entre vosotros enseñando en el templo y no me apresasteis. Pero, para que se cumplan las Escrituras, esta es vuestra hora y el poder de las tinieblas.

La cohorte, el tribuno y los ministros de los judíos le apresaron y le ataron. Y los discípulos, abandonándole, huyeron. De nuevo se cumplía la profecía del Salvador: herido el pastor, se dispersaba el rebaño.

UN POCO DE HISTORIA

Según consta en varios documentos bien conservados, en el año 1.882 se fundó en Logroño en la iglesia de Santiago el Real, La Cofradía de “El Santísimo Cristo de la Oración del Huerto”.

Una imagen muy antigua era “procesionada” por la Cofradía del Nazareno también radicada y con sede en la misma iglesia. Con el paso de los años, la imagen quedó desaparecida (tras muchos años volvió a aparecer) y de la cofradía no se volvió a saber nada de ella.

Santísimo Cristo de la Oración del Huerto

Santísimo Cristo de la Oración del Huerto

Para la Semana Santa de 1908, el afamado arquitecto logroñés D.  Francisco de Luis y Tomás, adquiere un nuevo paso para la ciudad de Logroño que representa “La Oración de Jesús en el Huerto de los Olivos”. Esta escultura se adquirió en el taller de “EL ARTE CRISTIANO” de Olot. Su autor, el célebre escultor D. Arsenio Bertrán y Surroca.Por motivo de la lluvia no pudo ser ese mismo año estrenado y tuvo que esperar al año siguiente para poder contemplarlo por las calles de Logroño.Esta adquisición de la imagen de Jesús Orando en el Huerto de los Olivos, fue incorporada a la gran Procesión del Santo Entierro en la noche del Viernes Santo y la Hermandad de la Pasión y el Santo Entierro de Logroño, la encargada de su custodia, almacenamiento mantenimiento y limpieza tanto de las andas como de la imagen.Debido a unos cambios tanto de opinión como de infraestructuras, hubo que solucionar y cambiar la ubicación de la citada imagen para su custodia durante el resto del año y desde el Colegio de la Compañía de María, más conocido como la Enseñanza, se facilitó el poder dar acogimiento junto a las imágenes de la Entrada de Jesús en Jerusalén.En el año 1982, uno de los pocos “Pasos” que todavía no habían creado su propia Cofradía en Logroño, era precisamente  este de “LA ORACIÓN DE NUESTRO SEÑOR EN EL HUERTO DE LOS OLIVOS” Así que al finalizar la Semana Santa de aquel año, por indicación de la Junta de Gobierno de la Hermandad de la Pasión y el Santo Entierro, se iniciaron conversaciones entre varias cofradías para fusionar a éste grupo con alguna de las cofradías ya formadas o preparadas para ello, siendo las Cofradías del Nazareno, La Flagelación de Jesús y la Entrada de Jesús en Jerusalén las que iniciaron dichas conversaciones.Varias fueron las opciones que resolvieron a favor de la Entrada de Jesús. En primer lugar, haber ayudado a solucionar el problema del traslado y guarda de las imágenes de ese paso y estar juntas las imágenes en las dependencias del Colegio de la Compañía de María. En segundo lugar, la antigua amistad entre los responsables de los grupos; D. Juan José Casorrán Merino por parte de la Oración en el Huerto y D. Ricardo Ochoa Urízar, fundador de la Cofradía Entrada de Jesús en Jerusalén, por parte de ésta. Y en tercer lugar y lo que más influyó en la decisión de una fusión entre dichos grupos, fue la sensible juventud e inquietud de todos los componentes de aquella incipiente y nueva Cofradía.En reunión conjunta de los componentes de la Entrada de Jesús y los de la Oración en el Huerto de los Olivos” deciden en aquel Capítulo General del año 1982, entrar a formar parte de la COFRADIA ENTRADA DE JESUS EN JERUSALEN y adoptar al igual que el nombre, el hábito y emblema de la misma, pasando a ser todos un mismo grupo y cofradía.La propiedad de la imagén, fue cedida por Dña. María Teresa Iñiguez de Luis (Vda. de Mato), a la Cofradía Entrada de Jesús en Jerusalén, en documento privado emitido a su favor y con las firmas de Dña. María Teresa como familiar propietaria, D. Juan José Casorrán por el grupo de la «Oración en el Huerto de los Olivos y D. Ricardo Ochoa Urízar por la Cofradía Entrada de Jesús en Jerusalén el 2 de abril de 1982. Dña María Teresa perteneció como cofrade desde ese mismo momento hasta su fallecimiento.Se restauró por completo la imagen, se le dotó de un nuevo bastidor de hierro para revestirlo con madera y se realizaron unas nuevas andas hechas artesanalmente por los propios cofrades. Estas andas no se sabe nada de ellas a día de hoy.Desde aquel entonces y para completar aún más la motivación de aquellos nuevos componentes, muchos de ellos muy reacios a cambiar el «formato» del grupo, pues perdieron parte de la identidad e independencia y sobre todo el cambio de hábito (durante muchos años, hubo cofrades que llevaron debajo del hábito titular, el anterior hábito de la Hermandad), la Cofradía Entrada de Jesús empezó a pensar en organizar una nueva procesión para el Lunes Santo.En la Semana Santa de 1984, la Cofradía Entrada de Jesús en Jerusalén, recuperó un acto que antaño se celebraba ya en nuestra ciudad; el Pórtico de la Semana Santa. Aquella primera actuación musical, estuvo a cargo de la Orquestina Marist, dirigida por el Hermano Marista D. Luis Ardanaz Sola.La Junta de Gobierno de la Cofradía Entrada de Jesús en Jerusalén en aquellos días, en el entreacto de la Orquestina Marista, sorprendió a D. Ricardo Ochoa Urízar, entregándole por manos de D. Francisco Javier Vidal Bravo miembro de la Junta de Gobierno, entrega de una placa homenaje como agradecimiento por todos los esfuerzos realizados, tanto desde la Hermandad de la Pasión y el Santo Entierro como desde la Cofradía (fundador de este grupo y cofradía), hasta llegar a ser la Cofradía que encabezaba actos, procesiones, incremento de hermanos cofrades y novedades que año tras año venían ofreciendo, pero que en ese año 1984, incrementó notablemente con una nueva revista, nuevo Pórtico de Semana Santa y nueva procesión de la ORACIÓN DE NUESTRO SEÑOR EN EL HUERTO DE LOS OLIVOS. Y una vez terminado el citado acto y tras una pequeña alocución por D. Pedro Trevijano Etcheverría, Hermano Prior de la Cofradía, arrancaba la primera procesión «ORACION EN EL HUERTO DE LOS OLIVOS» saliendo desde el patio del Colegio de la Compañía de María y con el recorrido por las calles de Logroño Capitán Gaona, Juan XXIII, Jorge Vigón, Vara de Rey, Muro del Carmen, Muro de la Mata, Avenida de la Paz, Capitán Gaona regresando al patio del colegio.A ésta imagen, en la actualidad y aunque se sigue procesionando, se le ha arrebatado una de las salidas procesionales que efectuaba en la tarde noche del Lunes Santo, pasando a procesionar una nueva imagen.La Junta de Gobierno de la Cofradía, toma una dificil e incomprensible decisión y decide adquirir una nueva y maravillosa imagen de Jesús Cautivo.Con la adquisición de la nueva imagen, bien podía haberse realizado un esfuerzo la Cofradía para evitar que el fiel pueblo logroñés y aquellos cofrades que se incorporaron a la misma por devoción a la imagen de la Oración y el resto de cofrades que, después se incorporaron, tuvieran que perder ver y poder contemplar dicha imagen en una de sus dos salidas. Bien se podía haber conseguido, eso si con esfuerzo, el poder procesionar ambas imágenes en la misma noche por estar íntimamente ligadas dentro de la PASION DE NUESTRO SEÑOR, en vez de «echarlo a suertes» y en algunos momento incluso haciendo «trampillas» para dejar arrinconadas las imágenes en los almacenes de la Cofradía.  Una verdadera pena.Cartel anunciador de la Semana Santa de Logroño del año 1974
Portada de la Revista Semana Santa Logroño de 1986, editada por la Cofradía Entrada de Jesús en Jerusalén.LA ORACIÓN EN LA AGONÍA DE GETSEMANÍDespués de la Última Cena, Jesús tiene una inmensa necesidad de orar. Su alma está triste hasta la muerte. En el Huerto de los Olivos cae abatido: se postró rostro en tierra, precisa San Mateo. «Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz; pero no sea yo como quiero, sino como quieres Tú». En Jesús se unen a la tristeza, un tedio y una angustia mortales.Buscó apoyarse en la compañía de sus amigos íntimos y los encontró durmiendo; pero, entre tanto, uno no dormía; el traidor conjuraba con sus enemigos. Él, que es la misma inocencia, carga con los pecados de todos y cada uno de los hombres, y se ofreció, con cuánto amor, como Víctima para pagar personalmente todas nuestras deudas… y de cuántos solo recibe olvido y menosprecio.¡Cuánto hemos de agradecer al Señor su sacrificio voluntario para librarnos del pecado y de la muerte eterna! En nuestra vida puede haber momentos de profundo dolor, en que cueste aceptar la Voluntad de Dios, con tentaciones de desaliento. La imagen de la Agonía de Jesús en el Huerto de los Olivos nos enseña a abrazar la Voluntad de Dios, sin poner obstáculo alguno ni condiciones, aunque por momentos pidamos ser librados, con tal de que así pudiésemos identificarnos con la Voluntad de Dios. Debe ser una oración perseverante.la Agonía del Señor en Getsemaní ha fortalecido a muchos cristianos ante grandes dificultades y tribulaciones. El primer misterio doloroso del Santo Rosario puede ser tema de nuestra oración cuando nos cueste descubrir la Voluntad de Dios en los acontecimientos de nuestra vida personal y en los de la historia de la Iglesia que quizá no entendemos. «Quiero lo que quieres, quiero porque quieres, quiero como lo quieres, quiero hasta que quieras (Misal Romano, Acción de gracias después de la Misa, oración universal de Clemente XI)».
Prendimiento de JesúsNo creía Judas que su traición tendría el resultado que tuvo; el dinero sólo preocupaba su espíritu, y desde mucho tiempo antes se había puesto en relación con algunos fariseos y algunos saduceos astutos, que le excitaban a la traición halagándole. Estaba cansado de la vida errante y penosa de los Apóstoles. En los últimos meses no había cesado de robar las limosnas de que era depositario, y su avaricia, excitada por la liberalidad de Magdalena cuando derramó los perfumes sobre Jesús, lo llevó al último de sus crímenes. Había esperado siempre en un reino temporal de Jesús, y en él un empleo brillante y lucrativo. Se acercaba más y más cada día a sus agentes, que le acariciaban y le decían de un modo positivo que en todo caso pronto acabarían con Jesús.Se cebó cada vez más en estos pensamientos criminales, y en los últimos días había multiplicado sus viajes para decidir a los príncipes de los sacerdotes a obrar. Estos no querían todavía comenzar, y lo trataron con desprecio. Decían que faltaba poco tiempo antes de la fiesta, y que esto causaría desorden y tumulto. El Sanhedrín sólo prestó alguna atención a las proposiciones de Judas.Después de la recepción sacrílega del Sacramento, Satanás se apoderó de él, y salió a concluir su crimen. Buscó primero a los negociadores que le habían lisonjeado hasta entonces, y que le acogieron con fingida amistad. Vinieron después otros, entre los cuales estaban Caifás y Anás; este último le habló en tono altanero y burlesco. Andaban irresolutos, y no estaban seguros del éxito, porque no se fiaban de Judas. Cada uno presentaba una opinión diferente, y antes de todo preguntaron a Judas: «¿Podremos tomarlo? ¿No tiene hombres armados con Él?». Y el traidor respondió: «No; está solo con sus once discípulos: Él está abatido, y los once son hombres cobardes». Les dijo que era menester tomar a Jesús ahora o nunca, que otra vez no podría entregarlo, que no volvería más a su lado, que hacía algunos días que los otros discípulos de Jesús comenzaban a sospechar de él. Les dijo también que si ahora no tomaban a Jesús, se escaparía, y volvería con un ejército de sus partidarios para ser proclamado rey.

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