Hacía el Gólgota

 

Jesús camino del calvario

Si no hubiera esta situación anómala a día de hoy, por las calles de nuestra ciudad, veríamos discurrir una nueva edición de la Procesión de de Jesús camino del Calvario con el «paso» del Nazareno Antiguo o de «la Caida» tal y como se llamaba en la antiguedad, con la Cofradía de Nuestro Padre Jesús el Nazareno y Nuestra Señora de los Dolores, y anunciada con «algo así»;

Organizado por la Hermandad de Cofradías de la Pasión de la Ciudad de Logroño y la Cofradía de Jesús Nazareno y Nuestra Señora de los Dolores.

Horario: 19:30

Con el recorrido: Salida de la Iglesia Santiago el Real, Calle Santiago, Marqués de San Nicolás (Mayor), Plaza Martínez Zaporta, Portales, Once de Junio, Marques de San Nicolás, Santiago, y regreso a la Iglesia de Santiago el Real.

 

Era costumbre de los romanos que el reo que iba a ser ajusticiado, llevara hasta el lugar del suplicio, el madero de la cruz sobre los hombros y sostenido con los brazos, que eran amarrados a él, como si fuera un yugo. Para un hombre que había sido torturado, como lo fue Jesús, aquella postura resultaba dolorosísima. Esto explica la enorme fatiga que sufrió Jesús y que llevó a los soldados a pedir la ayuda de Simón de Cirene, padre de Alejandro y Rufo.

Con Jesús fueron llevados a crucificar dos ladrones de nombre Dimas y Gestas. Sobre una tablilla, llamada el “título”, se escribía la razón por la que el reo era condenado. La llevaba un pregonero delante del reo o se colgaba al cuello de éste. Atravesar las calles de la ciudad con el patíbulo en los hombros y el título al cuello era la última humillación a la que se sometía al reo antes de su muerte. Se hacía así para que sirviera de escarmiento y advertencia a posibles futuros alborotadores. La tablilla que llevó Jesús, escrita por Pilato, señalaba con esta fórmula la razón de la condena: “Jesús el Nazareno, el rey de los judíos”. El título de Jesús fue escrito en tres lenguas: hebreo, latín y griego. El INRI que aparece en la tablilla de casi todos los crucifijos es la abreviatura de la condena escrita en latín: «Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum».

 

El camino que Jesús recorrió hasta el Calvario, el viacrucis, iba desde la salida de la Torre Antonia, al lado del Templo y, atravesando la ciudad por los barrios del norte, llegaba hasta la Puerta de Efraín, por la que se salía fuera de las murallas, donde estaba la colina del Gólgota.

A Jesús lo azotaron cincuenta veces, no cuaresta (39 pues el último no se daba por si acaso moría el réo) y cuando estuvo débil, lo obligaron a cargar con su enorme cruz de madera y pesadísima, hasta el monte «El Calvario» donde crucificaban a los criminales, a muchísimos kilómetros de distancia. En la cruz estaba la inscripción «Jesús Nazareno Rey de los Judíos» (En latín «Iesus Nazareth Rex Iudius» por eso en los crucifijos lo resumen a INRI) Los fariseos dijeron que mejor pusieran «El hombre que dijo ser rey de los judíos»

– Lo escrito, escrito está.- contestó el gobernador romano. Jesús, malherido, partió con la cruz. Los soldados se burlaban de él, le enterraron en la cabeza una corona de espinas, para simular que era un rey. Todos reían y le escupían, y uno lo golpeó en la mejilla izquierda, y Jesús volteó la otra mejilla para que lo golpeara también en la derecha.

Caminaba cansado, los hombros le dolían, tropezaba y caía, se levantaba y volvìa a caer. El camino era interminable y doloroso. Cayó de nuevo, no era capaz de levantarse, pero un hombre caritativo le ayudó. Se fue caminando, ya no soportaba más, pero debía seguir… Hasta que llegó, ahora solo le quedaba la muerte y lo que su Padre le prometió… la Resurrección.

 

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