EL MISTERIO DE LA ENCARNACIÓN
En la planta baja de la Basílica de la Anunciación de Nazaret se encuentra la cueva de la Anunciación, uno de los lugares más atrayente para el cristiano y que está revestido de una asombrosa sencillez y pobreza. Una inscripción grabada sobre el mármol del frontal del altar nos recuerda: “AQUÍ EL VERBO DE DIOS SE HIZO CARNE”.
La fiesta de la Anunciación de María es también indisolublemente, la fiesta de la Encarnación del Verbo de Dios. Es éste el acontecimiento que hace girar los siglos. El comienzo de nuestra salvación. Dios se hace hombre para que los hombres podamos participar en la naturaleza divina. La luz ha venido a irrumpir en el mundo de las tinieblas.
San Juan de Ávila se preguntaba cómo habría de llamar a este día: “Si le llamamos día del remedio del mundo, eslo; si día de redempción de cautivos, eslo; si le llamamos día de desposorios, eslo; si día de dar grandes limosnas, eslo también”. Una vida entera no nos bastaría para contemplar la magnitud de este misterio que ha cambiado la suerte de la historia humana.
EL MENSAJE DEL ANGEL
El relato de la Anunciación a María lo encontramos en el Evangelio de San Lucas. Está trazado según el modelo de las narraciones que cuentan la vocación de los profetas, Dios se acerca al elegido, generalmente por medio de un ángel para invitarlo a participar en una misión especial. El elegido considera esta misión demasiado difícil para sus fuerzas y pone alguna dificultad.
Dios suele ofrecer una señal y una promesa que asegura su divina presencia. El elegido, entonces, suele dar su consentimiento y aceptar su mensaje. Con el empleo de estos trazos, se trata de subrayar la iniciativa, la misericordia y el poder de Dios frente a los pobres medios humanos para la empresa encomendada.
AVE MARIA
El ángel Gabriel es enviado a Nazaret a una joven descendiente de David que se llama María. El saludo del ángel merece ser analizado palabra por palabra. Se inicia con un saludo que era habitual en el ambiente, mezcla de cultura hebrea y griega: “Ave, María”. El texto griego utiliza la expresión “Jaire” que se puede traducir por “Alégrate”. Entre nosotros, esta expresión de saludo suele ser traducida por la fórmula: “Dios te salve, María”.
LLENA DE GRACIA: VIRGINIDAD- HUMILDAD-FECUNDIDAD
Y en el mismo saludo, María es reconocida como la “llena de gracia”. Según San Bernardo, tres son las cualidades de María que constituyen esa plenitud de gracia: la virginidad que la asemeja al ángel; la humildad que la acerca a los humanos, y la fecundidad que la hace cercana al mismo Dios.
EL SEÑOR ESTA CONTIGO. ASOMBRO.
El saludo del ángel continúa asegurando a María la cercanía de Dios: “El Señor está contigo”. Esta es la señal que se dirigía siempre a los profetas y elegidos de Dios. María se asombra. El asombro va siempre unido a la experiencia de la fe. Se pregunta qué significa ese saludo porque no ve en sí misma razones que la hagan merecedora de una distinción especial. El ángel le explica los motivos del saludo. Dios la ha elegido para concebir y dar a luz al salvador. “El ángel le dijo: “No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin”.
Ella ha sido elegida para dar vida a un hombre que, ya en su mismo nombre (Jesús) ha de proclamar la salvación de Dios. María ha sido elegida para dar vida al descendiente de David que reinará por los siglos Pero lo más importante es que el hijo de María, será el Hijo del Altísimo.
PERPLEJIDAD
El asombro inicial de María se transforma ahora en perplejidad. Ese proyecto es imposible. Ella no conoce varón. Su condición de virgen le hace parecer imposible la maternidad. Sin embargo, el ángel parece traer una respuesta a todas las previsibles objeciones de la doncella de Nazaret. Y en su respuesta evoca al Espíritu de Dios y a la fecundidad de su sombra. La presencia de Dios sobre ella es creadora. El Espíritu de Dios, el soplo de Dios que creó el mundo, descenderá ahora sobre María para crear un mundo nuevo, una nueva humanidad en el salvador del mundo. El Espíritu creador viene ahora sobre María.
CUBIERTA POR LA SOMBRA DEL ESPIRITU DE DIOS
El Espíritu de Dios cubrirá a María con su sombra; la sombra es uno de los signos privilegiados de la presencia de Dios. La sombra cubre ahora a María para sellarla como propiedad de Dios y señalarla como el lugar definitivo de su presencia. El ángel continúa diciendo que lo que de ella nacerá será santo. El Hijo que de ella ha de nacer será el santo de Dios y el santificador de todos los hombres. No en vano se repite el título de “Hijo del Altísimo” por el que ha de ser conocido y venerado.
LA SEÑAL
Y a continuación se incluye una señal para mostrar la veracidad de la promesa: la maternidad de Isabel. Dios es el Señor y ante su majestad María reconoce su propio papel: “Dijo María. “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra”. Y el ángel, dejándola, se fue”.
LA RESPUESTA
“He aquí la esclava del Señor”. María es heredera de la tradición orante de los salmos: “Como están los ojos de la esclava fijos en las manos de su señora, así están nuestros ojos en el Señor, Dios nuestro, esperando su misericordia” (Salmo 123). Y vive la obediencia al proyecto del Señor, de su Señor. Pocos días más tarde, Isabel la saludará con una bienaventuranza que recuerda esta actitud: “Feliz la que ha creído que se cumplirá lo que le ha dicho el Señor”.
LA ACEPTACION
“Hágase en mí según tu palabra”. Esta expresión significa la aceptación de la palabra de Dios. En el Antiguo Testamento se repetía una y otra vez la exhortación a vivir en la escucha de Dios. Así lo mandaba la Ley y lo recordaban los salmos: “Ojala escuchéis hoy su voz”. La frase de María significa su disponibilidad para escuchar y aceptar la palabra de Dios, como gustaba decir a San Agustín: la palabra de Dios se hizo vida en el vientre de María, porque antes se había hecho verdad en su mente. Al aceptar la palabra dicha por Dios, engendraba en el tiempo la palabra eterna del mismo Dios.
ANTE EL MISTERIO DE LA ENCARNACIÓN
Basílica de la Anunciación en Nazaret
-Los antiguos padres de la Iglesia gustaron de comparar a María con Eva. Así, San Ireneo, San Jerónimo o San Juan Crisóstomo que repitieron una y otra vez que si “la muerte vino por Eva, la vida nos vino por María”.
-San Juan de la Cruz plasmaba en un romance su alta contemplación de este misterio: “Y el que tenía sólo Padre, ya también Madre tenía”.
-El Concilio Vaticano II al hablar de este misterio subraya especialmente la libre cooperación de María con el designio salvador de Dios.
-Esta contemplación del misterio de la Encarnación ha alimentado la espiritualidad de los cristianos y ha orientado su presencia activa en el mundo. También la Iglesia trata de encarnarse en las realidades de este mundo con el fin de renovarlo con la gracia de su Señor.
“ALMA REDEMPTORIS MATER”
En un día como éste, encuentra especial sentido la antigua antífona mariana. “Alma Redemptoris Mater”: “Ante la admiración de cielo y tierra, engendraste a tu santo Creador, y permaneces siempre virgen. Recibe el saludo del ángel Gabriel y ten piedad de nosotros pecadores”.
LA JORNADA POR LA VIDA 2020 “SEMBRADORES DE ESPERANZA”
El 25 de marzo de 2020, solemnidad de la Encarnación del Señor, se celebra la Jornada por la Vida. Este año se ha elegido el lema “Sembradores de esperanza”, título del documento que presentó el pasado mes diciembre la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida sobre cómo acoger, proteger y acompañar la etapa final de esta vida.
Los obispos, ante la situación de pandemia por el coronavirus, añaden una nota complementaria al mensaje habitual que ya habían hecho público:
“La celebración de la Encarnación de Nuestro Señor Jesucristo tendrá este año una motivación especial”. Y recuerdan que “hay una razón para no perder la alegría profunda y la esperanza: “El Señor está contigo””. “En las actuales circunstancias, los cristianos debemos seguir siendo en nuestro entorno –con nuestra palabra y ejemplo- sembradores de esperanza, paz y alegría”.
Hoy en la Fiesta de la Anunciación establecemos una relación entre la Encarnación del Verbo y la creación del hombre. Y, en buena razón, por este motivo, el 25 de marzo se celebra, también, el Día Internacional por la Vida. En España desde años antes que se despenalizara el aborto, las más de 500 asociaciones provida vienen desarrollando una importante labor de ayuda a la embarazada en dificultades, así como una incansable labor de divulgación de la cultura de la vida, congresos, trabajo de investigación, apoyo a los cuidados paliativos.
A partir de 2003, con motivo de la institución del Día Internacional de la Vida, en el marco del Primer Congreso Internacional provida, se vienen realizando en torno al 25 de marzo numerosas actividades informativas, divulgativas y de concienciación social como mesas informativas en la calle, ruedas de prensa, conferencias, conciertos, etc.
Por encima de creencias, por pura Ética, por Razón y Ley natural el primer derecho de la persona, es el Derecho a la Vida porque si se le priva de la vida, se priva al ser humano de ser objeto y sujeto de otros derechos. No obstante, más allá del Derecho Natural, los católicos actuales, como el Siervo de Dios Jerome Lejeune, médico y padre de la genética moderna, y muchísimos otros, seguimos creyendo, no sólo en el misterio de la Encarnación, sino también en la maravilla de la encarnación y la vida de cada hombre, definida por Hans Christian Andersen como “un cuento de hadas escrito por la mano del Señor”.
Hoy, cuando cada vez se relativiza más el don de la vida; cuando se legisla a favor de la muerte digna; cuando se desprecia la familia tradicional y empieza a hablar de “maternidad subrogada”; cuando se ampara el cambio de sexo y las uniones contra natura; o cuando se pretende reconocer el abominable crimen del aborto, escondido bajo el eufemismo de interrupción voluntaria del embarazo, como un derecho…
Defender la vida implica, a menudo, crearse enemigos, ser impopular, faltar a lo impolíticamente correcto o, cuando menos, nadar contra la corriente imperante en una sociedad secularizada y carente de valores es preciso celebrar con gozo y esperanza la fiesta de la Encarnación y el Día Internacional de la Vida.