La Navidad, esa gran desconocida.

Si hablamos de la NAVIDAD, seguro que todo parecido con la realidad, sería pura coincidencia. 

En la fecha de 25 de diciembre, celebramos la Natividad del Señor, el aniversario o “cumpleaños” de Jesús. Este gran e inigualable suceso de hace casi 2000 años atrás, modificó hasta la forma de distribuir la forma y medida del calendario y por ello, el nacimiento del Mesías, es sin duda, el día más importante de la Historia del mundo desde su creación.

Hasta ese momento, el mundo se regía por el calendario Egipcio y con la conquista Romana de Egipto, se introdujo una gran reforma en el cálculo y medida del calendario, que coincidía con ese gran nacimiento y por ello se empezó a calcular con el «Antes de Cristo (A de C o simplemente a.C.)» y «Después de Cristo (D de C o también d.C.

Desde el amplio y esplendoroso (según Roma) poder romano, se quisieron corregir grandes fallos en el cómputo y cálculo de años, meses y días, anteriores a éste periodo. El año en que se introdujo la reforma, 46 a.C., y fue llamado año de confusión, debido a que se tuvieron que añadir 85 días para compensar los errores acumulados (445 días). Para ello, se agregaron dos meses entre noviembre y diciembre, uno de 33 días y otro de 34, además del mes intercalado en febrero.

De esta manera, se inicia el calendario juliano, que fue elaborado por el astrónomo griego Sosígenes de Alejandría. Pero fue Julio César (de quien toma el nombre) quien realmente lo difundió e impuso por todo el Imperio Romano.

Y dicha reforma que decretó Julio César, puso fin a una situación disparatada y en algunos momentos caótica de dicho computo de años y días.

El emperador Constantino introdujo una novedad, en el año 321 después del nacimiento de Cristo, la semana de siete días: domingo, lunes, martes, miércoles, jueves, viernes y sábado. Además, decretó que el domingo (dies solis) fuese día de descanso para adorar a Dios, en detrimento del sábado, tradicional no solo entre los judíos sino también entre los gentiles. Y es que si Jesucristo había muerto el sexto día de la semana judía, había resucitado en domingo. Por otro lado, se satisfacía a otra religión muy popular: el culto a Mitra, que adoraba al sol.

En el año 1582, habían pasado más de 1.600 años de vigencia de este calendario juliano, los nuevos y pequeños desajustes iniciales se habían hecho muy ostensibles al cabo de tanto tiempo. Había que corregir y se corrigió la duración del año trópico, estableciéndose en 365 días, 5 horas, 49 minutos y 12 segundos, según las Tablas Alfonsíes de Alfonso X de Castilla. O lo que es lo mismo 365,2425 días, conservando así el día extra que cada cuatro años se añadía por esos decimales de día y que se les llamaba en el calendario Juliano bis-sextilis, dándonos así finalmente el nombre de bisiesto.

El calendario se adoptó inmediatamente en los países bajo la influencia de la Iglesia católica, ya que la reforma procedía del Papa de Roma, sin embargo, en muchos otros países por ser de confesiones religiosas diferentes que no obedecían a la autoridad del Papa, este calendario se implementó mucho más tarde como en el Reino Unido hasta 1752 o en Turquía hasta 1927.

Ahora, en la actualidad, todo el mundo se rige por este calendario dejando constatado que creamos o no creamos que Jesús de Nazaret es el Hijo de Dios, las tradiciones y conmemoraciones tienen que ver y mucho, incluso a pesar de muchos, con nuestra FE CRISTIANA.

Pero volvamos a la NAVIDAD y a su desvirtuación. Y quiero hacer hincapié en esta palabra y en todos y cada uno de los sinónimos y significados de; desvirtuar, desnaturalizar, adulterar, falsificar, falsear, deformar, transformar, desmerecer, corromper, estropear, disfrazar, desdibujar, amañar, apañar, ceder, flaquear, etc.

Para cumplir con todo el verdadero significado de estos sinónimos de desvirtuar, cada año, empezamos antes con los adornos navideños, si es que se les puedan llamar así. En todas las calles de las ciudades, en los comercios, en nuestras casas y hogares, “caemos” en esa falsa navidad llena de espíritu consumista y profano. Gasto y derroche para una sociedad más bien inconformista a pesar de la opulencia y abundancia de todo tipo en la que nos encontramos asentados, incluso sin ser conscientes de ello.

Grandes cenas y reuniones familiares, de amigos, de empresas, de adquisición de todo tipo de regalos y cuanto más caros, mejor… Intercambiamos llamadas, felicitaciones, whatsApps, y jugamos a la lotería buscando el enriquecernos para poder continuar sin problema económico, una y otra vez, todo este proceso pagano y llenar estos días marcados en el calendario en el mes de diciembre a los que mal llamamos navidad. Incluso este año 2020 tan peculiar y tan apropiado para poder haber recortado todo este tipo de excesos, no hemos podido conseguir mantenernos en el ESPIRITU VERDADERO. Realmente no celebramos o festejamos el NACIMIENTO o NATIVIDAD del Señor. Todo lo contrario. Lo que celebramos y festejamos, lo hacemos SIN ÉL, precisamente lo hacemos sin la persona protagonista de estas fechas. SIN JESÚS. ¿Te imaginas que celebraran tu propio cumpleaños, sin contar contigo y sin avisarte para que asistas? ¿Te imaginas que lo celebraran con una decoración, con un sentimiento y de forma totalmente contraria a tu forma de ser, prensar y proceder?

¿Podemos celebrar este tipo de navidad dejando de lado todo eso que alguna vez hemos definido como “espíritu navideño”, apartando de nosotros cualquier sentimiento humano hacia nuestro prójimo, disfrazando nuestros verdadero sentimientos? ¿Podemos dejar de ocultar bajo denominaciones como derechos, progresismo, libertad y bien común, barbaridades como el aborto y eutanasia por ejemplo? Debiéramos darle unas vueltas a todo ello para poder sanar a esta sociedad cada día más enferma. Y no neguemos la realidad de ello. En un momento u otro, lo hemos clasificado de este modo cualquiera de nosotros, en éstos u otros temas.

Para dar por finalizada ESTA cada vez más FIESTA PAGANA y a pesar que no haber una fecha establecida para poder retirar los adornos navideños, la mayoría coinciden que la principal fecha para poder retirarlos, es con la llegada de los Reyes Magos, y sin embargo otros manifiestan que la fecha indicada es el día del Bautismo de Jesús, fecha que varía según el calendario de cada año, es decir, en algunos casos puede ser 7 de enero, o como en éste nuevo año 2021 que es el 10 de enero, cuando celebremos esta solemnidad. Hay incluso quienes deciden quitarlo a partir del día de la Candelaria, que se celebra el 2 de febrero, día de la Presentación del Señor.

No, no hay una fecha establecida, para poder quitar nuestros adornos navideños, ¿Pero por qué tanta prisa por retirar los símbolos y adornos cuando los hemos tenido hasta 20 días antes de su inicio? Como dice el refrán (sabiduría popular “Hasta San Antón, Pascuas son”. ¿No sería más sensato, coherente, incluso correcto, empezar la verdadera navidad, en las fechas más próximas al día 24 de diciembre y finalizarla como decimos en las fechas indicadas? ¿Incluso resaltar y dejar de continuo, solamente el Misterio del Nacimiento con Jesús, María y José, en algún rincón principal de nuestros domicilios, para recordarnos y aprender, seamos creyentes practicantes o no, de la humildad, del amor y de la entrega por parte de las personas allí representadas?

Pensarlo… Yo, no quito mi «NIÑO JESUS» de mi ventana, hasta su bautizo, y siempre en mi corazón.

Niño Jesús

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