«He visto al Señor». Ha resucitado

«Él había de resucitar de entre los muertos.»

Lectura del santo evangelio según San Juan

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.

Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo:

– «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto. »

Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró.

Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le hablan cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte.

Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.

Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.

Palabra del Señor.

Domingo de Resurrección 21/04/2019

PROCESIÓN SANTO CRISTO RESUCITADO

Organizado por la Hermandad de Cofradías de la Pasión de la Ciudad de Logroño y por la Cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén.

Eucaristía de Pascua en el Camposanto de la Ciudad de Logroño a las 11,00 horas.

Al término de la misa, a las 12,00 horas, salida desde el Camposanto con el recorrido: Carretera de Navarra, Puente de Piedra, Avenida de Viana y Capitán Gaona hasta el colegio de la Compañía de María donde concluye tanto el recorrido de esta procesión como la Semana Santa 2019 en Logroño.

CRISTO HA RESUCITADO, “PASALO y COMPARTE”

La resurrección de Jesús es medular para la fe cristiana. Si El no hubiera resucitado de entre los muertos, entonces la fe cristiana no tendría validez, siendo que Jesús mismo declaró que resucitaría de  entre los muertos al tercer día.  Por otro lado, si Jesús resucitó de entre los muertos, entonces todas sus afirmaciones son verdad y ahora podemos estar seguros que sí hay vida después de la muerte.

Jesús mismo, predijo su muerte y resurrección, y estos eventos sucedieron exactamente como él los había anunciado.

“Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás? Mas él hablaba del templo de su cuerpo. Por tanto, cuando resucitó de entre los muertos, sus discípulos se acordaron que había dicho esto; y creyeron la Escritura y la palabra que Jesús había dicho.”

“Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar.”

“Todavía un poco, y no me veréis; y de nuevo un poco, y me veréis; porque yo voy al Padre. Entonces se dijeron algunos de sus discípulos unos a otros: ¿Qué es esto que nos dice: Todavía un poco y no me veréis; y de nuevo un poco, y me veréis; y, porque yo voy al Padre? Decían, pues: ¿Qué quiere decir con: Todavía un poco? No entendemos lo que habla. Jesús conoció que querían preguntarle, y les dijo: ¿Preguntáis entre vosotros acerca de esto que dije: Todavía un poco y no me veréis, y de nuevo un poco y me veréis? De cierto, de cierto os digo, que vosotros lloraréis y lamentaréis, y el mundo se alegrará; pero aunque vosotros estéis tristes, vuestra tristeza se convertirá en gozo. La mujer cuando da a luz, tiene dolor, porque ha llegado su hora; pero después que ha dado a luz un niño, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo. También vosotros ahora tenéis tristeza; pero os volveré a ver, y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo. En aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará.

“Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches.”

“Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día.”

“Tomando Jesús a los doce, les dijo: He aquí subimos a Jerusalén, y se cumplirán todas las cosas escritas por los profetas acerca del Hijo del Hombre. Pues será entregado a los gentiles, y será escarnecido, y afrentado, y escupido. Y después que le hayan azotado, le matarán; mas al tercer día resucitará.”

Este evento está bien documentado por numerosos recursos históricos y confiables.

Historiadores como Josefo (c.37-110 DC), Ignacio (c.50-115 DC), Justino Mártir (c.100-165 DC) y Tertuliano (c.160-220 DC) estuvieron convencidos de la autenticidad de la resurrección.  Sus escritos validan los relatos de los escritores bíblicos, quienes conforme a los teólogos bíblicos, registraron el evento tan temprano como el año 37 DC y no más tarde del año 64 DC.

Además, otros historiadores del primer y segundo siglo incluyendo a Cornelio Tácito, Suetonio, Plinio Segundo, y Luciano de Samosata reconocieron el impacto que este evento increíble tuvo sobre la gente de esa época.

La resurrección es la única explicación aceptable del sepulcro vacío.

Los soldados romanos celosamente vigilaban la tumba donde el cuerpo de Jesús se encontraba. Además, la entrada al sepulcro estaba sellada con una enorme roca.  La guardia romana, que normalmente se componía de 16 miembros, hubiesen hecho imposible para los discípulos–quienes, a propósito, estaban acobardados por el miedo a perder sus propias vidas–robar el cuerpo. Si, como algunos aseguran, Jesús no estaba muerto, sino solamente debilitado, los soldados y la roca hubiesen evitado su escape.  Después de haber sido golpeado y flagelado, colgado en una cruz por seis horas, traspasado con una lanza por su verdugos para asegurar su muerte, y envuelto, como la  costumbre, en 100 libras de lino y especias, Jesús no hubiese estado en condición alguna para rodar una roca de dos toneladas cuesta arriba, ni ser más ágil que 16 soldados romanos y después aparecerse radiantemente a sus discípulos.

Los líderes judíos de la época fácilmente pudieron haber refutado  todas las aseveraciones sobre la resurrección simplemente al reponer el cuerpo, pero no pudieron porque no había cuerpo.

Hubo numerosos testigos de la resurrección.

Después de que él  resucitó de entre los muertos, Jesús apareció por lo menos diez veces a los que le conocían y a más de 500 personas a la misma vez.  Estas apariciones no fueron alucinaciones; Jesús comió y habló con sus seguidores y ellos le tocaron su cuerpo resucitado.

“Mientras ellos aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros. Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu. Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos? Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo.”

“Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.”

“Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; Y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; Y que se apareció a Cefas, y después a los doce. Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen. Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; Y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí.”

La resurrección es la única  explicación razonable para el comienzo del movimiento Cristiano.

La Iglesia Cristiana nació en la misma ciudad donde Jesús fue públicamente ejecutado y sepultado.  La creencia en un Jesús resucitado tuvo que haber sido auténtica para haberse enraizado en Jerusalén y crecido hasta abarcar el mundo entero.  La Iglesia Cristiana es ahora la institución más grande que existe y ha existido en la historia de la humanidad.   Claramente, esto hubiese sido imposible si la resurrección fuese solamente un cuento.

La resurrección es la única explicación lógica para la transformación de los discípulos. 

Ellos abandonaron y negaron a Jesús antes de su juicio público; después de su muerte ellos estaban desalentados y temerosos.  Aún, después de su resurrección y su experiencia en Pentecostés, estos mismos desalentados hombres y mujeres fueron transformados por el sobrenatural poder de Cristo resucitado.  En su nombre, ellos pusieron de cabeza al mundo .  Muchos perdieron la vida por su fe, otros fueron terriblemente perseguidos.  Su valiente comportamiento no tiene sentido aparte de su convicción de que Jesucristo fue verdaderamente resucitado de entre los muertos- un hecho digno por el cual morir.

A través de los siglos, los grandes teólogos que han considerado las pruebas de la resurrección han creído, y todavía creen, que Jesús está vivo.

Después de haber sopesado la evidencia de la resurrección dada por los escritores de los Evangelios, Simón Greenleaf, una eminencia sobre asuntos legales de la Escuela de Leyes de la Universidad de Harvard, concluyó:

“Sería imposible que ellos hubieran persistido en afirmar las verdades que han narrado, de no ser por el hecho de que Jesús sí resucitó de entre los muertos.”

El señor Greenleaf, fue un profesor judío que se convirtió en un seguidor de Jesús, el Mesías, después de estudiar los hechos por sí mismo.

Después de haber sopesado esta evidencia.

¿Cual es su conclusión?. Digo la de usted, la de la persona que me está leyendo en estos momentos. ¿Usted cree que Jesús está vivo?  Todo aquel que cree que El en verdad ha resucitado, puede recibir el regalo de la vida eterna y experimentar una relación personal con él.  Descubra cómo usted puede comenzar esta relación duradera.

 

Podemos analizar los hechos y pruebas.

Jesús Resucitado

 

Pruebas de la Resurrección.  

La máxima obra de Dios, la Resurrección de su Hijo, no tuvo testigos. Sin embargo sí se puede comprobar; hay “evidencias”: El sepulcro vacío.- Los cuatro evangelistas lo mencionan. Lo reconocen incluso los soldados, los sacerdotes y las autoridades romanas. Aunque no es una prueba directa, es un signo especial, es el primer paso para el reconocimiento de la Resurrección. Juan dice: “Vió y creyó (20,8).

Las apariciones del Resucitado.- En ellas se basa el argumento definitivo para afirmar la Resurrección. NO FUERON VISIONES subjetivas, sino HECHOS OBJETIVOS, HISTÓRICOS. Se describen (en los últimos capítulos de los evangelios), como presencia real y hasta carnal de Jesús; come, camina, deja que lo toquen, conversa con ellos. Son una base sólida de la fe en la Resurrección. El testimonio de los que creemos.- Aunque no hubo testigos de la resurrección, sí los hay del Resucitado. Quienes lo vieron comenzaron a decir que el “Crucificado estaba vivo” y así es como surge la Iglesia. Nuestra fe procede de los primeros que creyeron y continuamos hoy transmitiendo esa misma fe en Jesús de Nazaret que murió por nosotros, y que RESUCITÓ como primicia de lo que será nuestra propia resurrección. ¡desde hace dos mil años, hombres y mujeres han dado testimonio de la fe en la Resurrección y así seguirá ocurriendo hasta el fin de los tiempos! .

¿Qué se entiende por Resurrección de Jesús?.

La Resurrección de Jesús es un HECHO REAL, HISTÓRICO -como todo lo que dicen los Evangelios sobre Jesús de Nazaret- y META HISTÓRICO, – va más allá, pues anticipa nuestra propia resurrección-. Cuando pienses en esta VERDAD DE FE, toma en cuenta estas cuatro afirmaciones:

  1. La resurrección de Jesús no es una vuelta a su vida anterior, para volver a morir de nuevo. Jesús entra en la vida definitiva de Dios; es “exaltado” por Dios (Hch 2,23); es una vida diferente a la nuestra. (Rm 6, 9-10)
  2. Jesús resucitado no es una “alma inmortal”, ni un fantasma. Es un hombre completo, con cuerpo, vivo, concreto, que ha sido liberado de la muerte, del dolor, de las limitaciones materiales, con todo lo que constituye su personalidad.
  3. Dios interviene, no para volver a unir el cuerpo y el alma de Jesús, sino que ocurre un nuevo prodigio, una intervención creadora de Dios. El Padre actúa con su fuerza creadora y poderosa, levantando al muerto Jesús a la vida definitiva y plena.
  4. No se trata de que Jesús resucitó “en la fe” de sus discípulos, o “en su recuerdo”. Es algo que aconteció verdaderamente en el muerto Jesús y no en la mente o en la imaginación. Jesús realmente ha sido liberado de la muerte y ha alcanzado la vida definitiva de Dios.

 

Significado de la Resurrección

Con la Resurrección de Jesús, Dios afirma cosas muy importantes:

  • Dios estaba de parte de Jesús, le da la razón en todo lo que hizo y dijo y se la quita a quienes estaban en su contra.
  • Rehabilita su causa y su persona: Jesús es su Hijo, el Cristo, el Mesías esperado.
  • Dice a la Iglesia naciente que su misión está fundada no solamente en el hecho histórico, sino en la experiencia pascual, en el encuentro de cada cristiano con Jesús Resucitado.
  • Es la anticipación de la meta de la historia; hace surgir una fuerza dinámica e invita a un programa de vida para cada hombre.
  • Hay un nuevo horizonte para la vida y nuevo sentido para la muerte. La vida es un camino que se puede andar con esperanza, pues la muerte no es el fin del hombre, sino el medio para volver a su destino final: Dios Padre.

 

El encuentro del hombre con el Resucitado

En los evangelios se describen varios “encuentros” de Jesús Resucitado con varios de sus discípulos; hay cosas en común en estas experiencias:

  1. Jesús se “deja ver”, para que salgan de su incredulidad y de su desconcierto.
  2. El encuentro afecta a la totalidad de sus personas: transforma el miedo en celo por el evangelio; la ignorancia por sabiduría; la debilidad por fortaleza; la tristeza por alegría. (Gal 1,23)
  3. Les descubre los enigmas de la fe: “se les abren los ojos” “ven y creen”.
  4. Los encuentros siempre conducen a una llamada a la evangelización “vayan y digan” (Mt 28, 18-20; Mc 16,15; Lc 24,28; Jn 20,21).
  5. Comprenden que deben vivir su vida cotidiana con otro sentido y otra profundidad, el encuentro con el Resucitado es una experiencia prolongada en la vida. (2Cor 4,10).

 

Se buscan testigos del Resucitado

Jesús dijo a Tomas: “Tu crees porque has visto. Felices los que creen sin haber visto” (Jn 20, 29)

Estas palabras de Jesús: “Felices los que creen sin haber visto“, se refieren a nosotros, a los cristianos de hoy que seguimos encontrando a Cristo Resucitado, aunque “no lo veamos” con los ojos del cuerpo, los efectos que se producen son exactamente los mismos: somos “felices”, porque tenemos la certeza de que creemos en algo real; porque tenemos una esperanza diferente a quienes no creen; porque vamos por la vida luchando por hacer realidad el sueño de Jesús: vivir el Reino de Dios entre los hombres.

Piensa, a quién le debes tu fe: ¿a tus padres?, ¿a un sacerdote?, ¿a un catequista?, ¿a algún amigo?. La fe es un don de Dios que recibimos en el bautismo, pero también es consecuencia del testimonio de alguien que ya se encontró con Jesús Resucitado. Quizá tú has sido la causa de la fe de alguna persona. ¡felicidades!, esa es la tarea de todos los cristianos.

Pero…. si tu eres alguien que siente que su fe no es firme, es probablemente porque no has hallado a alguien que te de testimonio de su encuentro con Jesús Resucitado, ¿o no lo has querido ver? ¡no te desanimes!. Vale la pena que busques entre las personas que conoces; busca a alguien que ya lo haya encontrado, desde luego tienes que entrar en el “ambiente” donde están estas personas: es gente común, pero se distingue en que vive los valores cristianos: la verdad, la justicia, el amor y la paz; seguramente están entre tus compañeros de trabajo o de escuela; quizá entre tus vecinos; ven a Misa los domingos, o acércate a algún grupo parroquial; puedes encontrar aquí a esos testigos de la Resurrección que viven inmersos en el mundo transmitiendo el amor de Jesús de Nazaret.

Cada vez que veas a alguien que vive esos valores del Reino de Dios, es porque es un Testigo del Resucitado; obsérvalo, pregúntale por qué cree y por qué vive de tal manera. Con toda seguridad su testimonio de contagiará y tú también serás un testigo más, ayudando a Jesús a transformar al mundo.

¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!

2 Respuestas a “«He visto al Señor». Ha resucitado”

  1. Piensa, a quién le debes tu fe: ¿a tus padres?, ¿a un sacerdote?, ¿a un catequista?, ¿a algún amigo?. La fe es un don de Dios que recibimos en el bautismo,……….
    Leí su artículo. Porfavor podría darme el versículo de la Biblia, donde dice que la fé lo recibimos en el bautizo?? Estaré agradecida de su respuesta, ya que en estos tiempos tan difíciles creo que tenemos que tener MUCHA Fé , así que es bueno saber más sobre ese tema.

    1. Estimada María: La primera característica que se manifiesta de Jesús nos la indica la voz de Dios que se escucha una vez bautizado “Éste es mi Hijo muy amado, en quien tengo mis complacencias”. Voz que se hace eco de las palabras anunciadas por Isaías dirigidas al siervo de Yavé “Yo el Señor te llamé, te tomé de la mano, te he formado y te he constituido alianza de un pueblo, luz de las naciones”.

      Son palabras atribuidas y vividas en plenitud por Jesús, al ser injertados en Él por medio de nuestro bautismo, son palabras dirigidas también a cada uno de nosotros. Por eso hoy, al sabernos bautizados nos debemos reconocer amados, tomados de la mano y formados con extremo cariño por nuestro Padre Dios.

      Cada uno de nosotros tenemos un valor incalculable a los ojos de Dios, somos sus hijos amados. Sería la primera actitud del bautizado reconocerse amado de un modo especial por Dios, experimentar su protección y cuidado y vivir plenamente este amor.

      El Bautismo es el sacramento por el cual el hombre nace a la vida espiritual, por medio de la purificación con agua y la invocación a la Santísima Trinidad. Nos consagra a cada persona humana, a la reserva para Dios.

      Este Sacramento ocupa el primer lugar entre todos los sacramentos porque al borrar el pecado original, se nos abren las puertas de la fe, la posibilidad a los demás sacramentos y nos hace miembros de la Iglesia.

      Por el Bautismo llegamos a formar parte de la Iglesia, nos invita a la vida de Jesús que se vive en ella, nos convida a vivir unidos unos con otros, primero con nuestros padres, después con nuestra propia familia, con los sacerdotes, los Obispos y el Papa.

      Es el inicio de nuestra vida cristiana que alcanza su plenitud en Cristo y recibimos como un regalo de Dios, las tres virtudes teologales: FE, ESPERANZA Y CARIDAD. Estas virtudes, nos la da Dios por su infinito amor, porque no hemos hecho ningún mérito para que se nos den. También se reciben los dones del Espíritu Santo.

      La fe recibida en el Bautismo debe crecer y hacerse cada día más fuerte para dar frutos abundantes de santidad. Debe desarrollarse por medio de un continuo y creciente conocimiento de Dios, de Cristo, de su Iglesia y de la vida de gracia. La fe nos hace santos.

      En el Bautismo el amor infinito de Dios se comunica a nuestra vida. Nuestro amor a Dios lo demostramos: pensando en Él con frecuencia, cumpliendo los Mandamientos, frecuentando los sacramentos, haciendo buenas obras y amando a los demás.

      Con el Bautismo recibimos muchas promesas, de las cuales la primera es la vida eterna y las gracias necesarias para alcanzarla. Ni el dolor, ni el sufrimiento, ni nada debe disminuir nuestra esperanza.

      Mediante el Bautismo se debilita la tendencia al pecado, pero no es una fórmula mágica, hay que luchar contra el pecado.

      Se nos da la gracia sacramental que nos permite recibir los auxilios espirituales necesarios para vivir cristianamente y poder alcanzar la santidad, viviendo dentro de la Iglesia.

      Se nos marca con el carácter bautismal, que es esa huella invisible en el alma que nos asemeja a Cristo y que nos marca como pertenecientes a Dios. Por ello, este Sacramento no se puede recibir más que una vez en la vida. También nos compromete a la evangelización y a una vida de apostolado.

      Podemos decir que este Sacramento es lo más importante que podemos recibir en nuestra vida. Representa el inicio de nuestra vida cristiana. Es como la semilla que se pone en la tierra para que crezca y llegue a dar frutos, mas es necesario que se prepare el terreno y que se abone para lograrlo.

      Un saludo.

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