«La vida de los que en ti creemos, Señor, no termina, se transforma»

 

 

Hoy, 7 de diciembre, ha partido hacia la Casa del Padre, D. Pedro Trevijano Etcheverría. (F.N. 03/01/1938  // + 07/12/2023)

 

D. Pedro cumplía y celebraba el día 25 de febrero de este año, el sesenta aniversario de su ordenación sacerdotal.

Sacerdote, Canónigo y miembro del Cabildo de la Concatedral de Logroño, doctor en Teología, especialidad de Moral por el Alfonsiano de Roma, y licenciado en Derecho por Valladolid. Dedicó su vida a la enseñanza, trabajando como profesor de Teología Moral en el Seminario Diocesano de Calahorra y La Calzada-Logroño. Así mismo, fue profesor de Religión y Moral católica en varios institutos de Logroño.

Entre otros muchos cargos y dedicaciones, cabe destacar los de Prior-Consiliario de la Cofradía Entrada de Jesús en Jerusalén de Logroño (donde fue su primer prior), consiliario de la Asociación Riojana de Víctimas del Terrorismo (ARVT), sin olvidarnos del Movimiento Familiar Cristiano, del que también fue consiliario.

 

Ha publicado varios libros, entre otros; Madurez y sexualidad; Orientación cristiana de la sexualidad; Pensar a los quince; y su última publicación de este mismo año, Relativismo e Ideología de Género.

 

Fue galardonado con el premio “Letras Breves Religión en Libertad 2021”

 

Colaboraba habitualmente en los portales de internet “Religión en libertad” e “Infocatólica”.

 

Curiosamente, una de sus últimas publicaciones en estos medios, trataba del fallecimiento de los católicos. Decía: “La Iglesia, suele celebrar un funeral por el eterno descanso de su alma. Podemos ver en esta ceremonia dos aspectos: el aspecto social, que hace que muchos, aún no creyentes, vayan a él por razones de parentesco o amistad, e incluso para algunos sea el único motivo por el que pisan una iglesia, y el aspecto religioso, que es el que nos interesa aquí.

¿Por qué la Iglesia celebra funerales? Pues por una razón muy sencilla, porque creemos en la resurrección y la muerte no es el final de todo. Al final de nuestra vida terrena, nos espera el Juicio de Cristo sobre ella, que puede ser de salvación o condena.”

Continuaba diciendo: “Pero el Juicio puede ser y esperamos que así sea con la ayuda no rechazada de la gracia Dios, de salvación. Recuerdo que hace años leí en una Revista una encuesta sobre la siguiente pregunta: ¿cómo desearías morirte? Varios contestaron: «rodeado de mi familia», pero algunos dieron para mí y para la Iglesia la respuesta acertada: «en gracia». Desde luego Cristo no es imparcial, sino que desea que todos los hombres se salven, porque para eso ha muerto en la Cruz, pero respeta nuestra libertad y como dice San Agustín: «el Dios que te creó sin ti, no te salvará sin ti».”

 

D. Pedro, terminaba el artículo con estas palabras que bien pudieran ser su propio epitafio; “El Prefacio de la Misa de difuntos tiene estas hermosas palabras sobre la muerte de los creyentes: «La vida de los que en ti creemos, Señor, no termina, se transforma, y al deshacerse nuestra morada terrenal, adquirimos una mansión eterna en el cielo».”

 

El próximo día 9 de diciembre, a las 12.30 horas, en la Concatedral de Logroño Santa María de La Redonda, se oficiará el funeral por el eterno descanso de su alma.

 

Q.E.P.D.

4 Respuestas a “«La vida de los que en ti creemos, Señor, no termina, se transforma»”

  1. Don Pedro fue una gran persona y un dedicado sacerdote al bien de las almas: preparado, valiente como pocos, consecuente, constante; salvador de muchas almas gracias a su dedicación al confesionario , donde es difícil encontrar a los sacerdotes, a sus consejos amables y a su incansable enseñanza en pos de la Verdad.
    Para mi, fue también un mentor y padre: cuando participaba semanalmente en medios escritos, radio y tv, siempre me alentaba cuando intuía que podría haber represalias a mis palabras.
    Por último, fue un incansable defensor de la libertad y los derechos humanos fundamentales.
    Siento que ya tengo un nuevo intercesor en el cielo.
    Que Dios nos otorgue muchos sacerdotes como él en esta diocesis.
    ¡Alabado sea Dios por este sacerdote suyo! ¡Benito y alabado mil veces!

    1. De principio a fin, totalmente de acuerdo con tus palabras. Y, sobre todo, muy «claro» en el mensaje que dedicaba en sus libros, escritos, comentarios, intervenciones y homilías.

      Ojalá nos conceda en algún momento esa «tuya y de muchos» petición al Señor para que «envíe más trabajadores a su mies) y sobre todo, como D. Pedro Trevijano.

      Gracias Marta. Un beso y abrazo.

  2. Una excelente persona, siempre dispuesta a ayudar, deja una huella en el Movimiento Familiar Cristiano, y en todos sus miembros, desde el Cielo seguirá rezando por nosotros, hasta que nos encontremos otra vez, adiós D. Pedro

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