Martes Santo 2013 – Santo Rosario del Dolor

Martes Santo 26/03/2013, organizado por la Cofradía de la Santa Cruz de los H.H. Maristas saldrá el Santo Rosario del Dolor a las 20.30 desde la Plaza de San Agustín de Logroño y con el siguiente recorrido: Calle Portales, Plaza del Mercado, de nuevo Portales, Sagasta, Marques de San Nicolas (Mayor), La Merced para regresar de nuevo a la Plaza de San Agustín.

Stabat Mater 2

 

ESTABA LA MADRE DE JESÚS  (STABAT MATER)

María, la madre de Jesús, se encontraba también en Jerusalén cuando recibió la noticia de la detención de su hijo.  María le ve y llora porque está lleno de golpes, de bofetadas, de escupiduras y coronado de espinas”, “commota sunt omnia viscera mea”  y viendolo se desvanece.

La acompañan algunas otras mujeres,  entre ellas está María Magdalena. Así pues, al lado de María, la otra figura especialmente excepcional sobre las demás mujeres es Magdalena. Entre todas la llevan siguiendo a Jesús cargado con la cruz. Cuando Jesús es clavado y  María lo ve, no hablan. La crucifixión se describe y se acentúa con toda su crueldad y los tormentos impuestos a Jesús. Le sale sangre de las 4 heridas, de pies y manos. La belleza huye de su rostro y se cumple lo que dijo Isaías, que el que era speciosus se ve indecoras. El rostro lo tiene lívido por los azotes recibidos. En María cabe  el deseo de morir con Él. Pide a los judíos que la crucifiquen con Jesús, invoca a la muerte con palabras de dolor y desesperación, pero la muerte huye de quien la busca. Jesús es para ella padre, hijo, esposo, y no quiere quedar sola; no tendrá quien la aconseje. Finalmente, seguramente le dice a Jesús que, si no puede ser que muera con él, que le deje a alguien. El tono triste y desesperado de María, que ha perdido las fuerzas, que desea morir junto a él, que llora continuamente, acongojada por la visión de Jesús, es el mismo que la de cualquier madre que ve morir a su hijo de esta manera tan brutal.

Stabat Mater 3El versículo del evangelio de Juan, en el que Jesús le encomienda a su madre, es una de las pocas referencias evangélicas a María en la Pasión de Jesús, Dice Jesús desde la Cruz, (1136-1137): “Mulier, ecce fílius tuus”, añade que no ha de llorar, que él ha de beber el cáliz y ha de salvar a la humanidad; y que no la deja sola, porque estará con ella por todos los siglos. Entretanto le dice a Juan que la cuide. El tono empleado por Jesús es más calmado, es como un sermón en el que adoctrina sin que su dolor se refleje en notas de dramatismo o de desesperación. Jesús dice a María: “Madre, ahí tienes a tu hijo” (Jn 19, 26). En una especie de testamento: encomienda a su Madre al cuidado del hijo, del discípulo. Pero también dice al discípulo: “Ahí tienes a tu madre” (Jn 19, 27).

El grupo de los doce se había reducido a medida que Jesús subía a Jerusalén y marchaba resueltamente a la cruz. Algunos lo abandonaron; otros titubearon, vacilaron, hasta que huyeron. Y queda apenas un pequeño grupo hasta ese momento supremo, un grupo minúsculo, que a veces también es imagen de la Iglesia unida a la oración de María y de Jesús; la Iglesia que se convierte en esposa y madre, en un misterio de dolor y también de gloria. Allí aparece esta escena que no sólo nos conmueve en el sentimiento sino también nos mueve en la fe porque se está realizando la obra suprema y allí nos es dada María como Madre. Entonces nosotros, como hijos, debemos asumir esta primera actitud de la Virgen, de pie frente a la cruz.

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