El yoga se define como una disciplina que, entre otros resultados, aporta bienestar físico y mental. Cuando un padre o una madre le dice a su hijo aquello de “por favor, por favor te lo pido: cena en silencio y sin levantarte de la mesa porque he tenido un día horrible, me duele la cabeza y me queda un microgramo de paciencia para acabar el día”, necesita una sesión de “yoga para padres”.
Lo que les propongo a continuación no es propiamente yoga, pero la práctica cotidiana de esta serie de “ejercicios” puede rebajar sustancialmente el nivel de estrés familiar.
1.- Para educar hay que estar motivado. Busca en tu interior las razones por las cuales quieres hacerlo bien con tus hijos. No tendrás que hurgar mucho.
2.- Te equivocarás muchas veces. Que eso no te paralice. Piensa que lo perfecto no admite mejoras.
3.- Evita creer que por ser adulto lo sabes todo y que no necesitas cambiar en nada. Esa es la única dificultad insuperable.
4.- Los niños necesitan hábitos para sentirse seguros, límites para sentirse protegidos, y que les digamos a diario cuánto les queremos para sentirse valorados.
5.- Dedica a tus hijos tiempo de calidad, es decir, un tiempo durante el cual ellos sean los protagonistas, un tiempo en el que les prestes atención sin distracciones (televisión, móvil, trabajo u otros). Lo necesitan para sentirse importantes y valiosos.
6.- Memoriza esto: no poner límites al niño, con la excusa de evitarles el sufrimiento, es un error siempre. Para que desarrollen su “tolerancia a la frustración”, debes ejercitarles. No les des de inmediato cuanto pidan (“si recoges tu habitación toda la semana, el sábado compramos las zapatillas que quieres; pero si no lo haces tendremos que esperara otra semana”).
7.- Establece límites anunciando las consecuencias del cumplimiento de estos (“si te pones el pijama sólo, mamá tiene tiempo para hacer la cena que te gusta; si no lo haces, no ves Bob Esponja”).
8.- Escucha a tu hijo cuando te relata, exagerando, las peleas que tiene. También cuando se inventa historias que te aburren. De ese modo, cuando tenga 16 años, te querrá contar lo que le sucede.
9.- No puedes estar todo el día enfadado/a con ellos porque hacen algo mal reiteradamente. Educar no es luchar con el niño ni echarle pulsos. Es acompañarle.
10.- Acompañar a alguien implica que uno quiera ir junto al otro, y que el otro desee la compañía del primero. Los niños, al principio, quieren a sus padres de forma espontanea. Conforme crecen debemos aprender a seducirles. Para seducir a otros primero tienes que gustarte a ti mismo. Toma conciencia de aquellas actitudes tuyas que agradan a los demás y utilízalas para hacer sus vidas más placenteras.
11.- Si surge el conflicto con tu hijo, habla con él y gestiona el desacuerdo, pero nunca optes por la vía fácil de darle lo que pide con tal de conseguir que se calle. Si insiste dile esto: “ya lo hemos hablado y sabes cual es mi opinión”. Si vuelve a insistir, basta con hacerle un gesto con la mano indicándole “no quiero hablar más de ello” o “tema zanjado”
12.- Establecer rutinas les ayuda a desarrollar la capacidad de concentración. Por ejemplo: lavarse las manos, sentarse, comer el menú que toque, recoger la mesa y lavarse los dientes. Hacer esto cada día les ayudará a hacer los deberes cuando sean mayores.
13.- Estimula su autonomía siempre y déjale investigar aunque sepas que se dará un culetazo subiendo al tobogán.
14.- Ser firme es la mejor manera de explicarle la diferencia entre el bien y el mal objetivos – que existen -. Hay cosas que se pueden negociar pero otras no. Ten presente que el niño siempre intentará sobrepasar el límite que le has puesto. Aprovecha esta circunstancia para ayudarle a entender que todos nuestros actos tienen consecuencias (“si te tumbas por el suelo tendrás que lavarte el niqui, de otro modo te sobrará tiempo para jugar a la PlayStation.
15.- No tengas miedo a pedirles que cumplan su parte porque tú cumples la tuya.
16.- Órdenes las mínimas, mírale a los ojos cuando le des una. Luego pregúntale si quieren que le acompañes y, si lo hace bien, dile “me encanta cuando…”. No cambies muchas normas a la vez.
MARTACM