You-Cat y Paternidad Responsable

La semana pasada, se publicaba por el sacerdote D. Pedro Trevijano en Pueblo de Dios un artículo muy interesante sobre la paternidad-maternidad responsable.

Dejo en éste rincón copia del citado artículo.

D. Pedro Trevijano Etcheverria
D. Pedro Trevijano Etcheverria

Recuerdo un profesor de Teología que nos dijo un día: “¿Queréis bibliografía? Pues en primer lugar están los cuatro evangelios y toda la Biblia, en especial el Nuevo Testamento”. A esos libros añadiría para un católico que quiera conocer su fe, los Catecismos, en especial el Catecismo de la Iglesia Católica, al que normalmente hemos de usar como un diccionario en el que miramos ¿qué dice la Iglesia sobre este punto?, y el YouCat, es decir el Catecismo Joven de la Iglesia Católica, que se nos entregó a los participantes de la JMJ del año pasado. Estos Catecismos tienen la ventaja de ser para nosotros puntos de referencia. Siguiendo lo que nos dicen, sabemos ciertamente que estamos dentro de la ortodoxia de la Iglesia Católica, y que eso es lo que Cristo y la Iglesia me piden que crea.

El YouCat tiene la ventaja de, con sus preguntas y respuestas, de ser un libro que no se cae de las manos. En este artículo vamos a ver lo que nos dice sobre un tema importante y delicado: la paternidad responsable.

Ante todo podemos preguntarnos qué es un hijo: “Un hijo es una criatura y un don de Dios que llega al mundo por medio del amor de sus padres. El verdadero amor no quiere que una pareja se cierre en sí misma. El amor se abre al hijo. Un hijo que ha sido engendrado y ha venido al mundo, no ha sido “hecho” y tampoco es la suma de sus genes paternos y maternos. Es una criatura de Dios totalmente nueva y única” (nº 418).

A continuación entramos en el tema de la paternidad responsable, que a mí me servía, cuando lo explicaba a mis alumnos, para enseñarles que la Iglesia es madre y tiene sentido común. A la pregunta “¿Cuántos hijos debe tener un matrimonio cristiano”?, YouCat responde con la definición de paternidad responsable “La Iglesia afirma y defiende el derecho de un matrimonio, dentro del marco de la regulación natural de la fecundidad, de poder decidir ellos mismos el número de hijos y la distancia entre los nacimientos”. Y añade: “Un matrimonio cristiano tiene tantos hijos como Dios le conceda y pueda asumir responsablemente. Todos los hijos que concede Dios son una gracia y una gran bendición. Esto no quiere decir que una pareja cristiana no deba considerar cuántos hijos puede asumir responsablemente en su situación económica, social o de salud. En todo caso, cuando viene un hijo, este hijo debe ser acogido y aceptado con alegría, disponibilidad y con mucho amor. Basándose en la confianza en Dios, muchos matrimonios cristianos experimentan el gozo de tener una familia numerosa” (nº 419). (Como soy sexto hijo y estoy muy contento de haber nacido, pueden Vds. suponer lo que pienso de las familias numerosas).

“¿Puede un matrimonio cristiano utilizar métodos de regulación de fertilidad? Sí, un matrimonio cristiano puede y debe actuar responsablemente con el don de poder dar vida. En ocasiones hay circunstancias sociales, psíquicas y de salud en las que un hijo más podría suponer una gran exigencia para la pareja. Por ello hay criterios claros que los matrimonios deben considerar; la regulación de la fecundidad no quiere decir, en primer lugar, que una pareja excluya, por principio, la concepción. En segundo lugar, no puede significar que se excluye a los hijos por razones egoístas. En tercer lugar, no puede significar que se dé una presión externa (como por ejemplo cuando el Estado decide cuántos hijos está autorizada a tener una pareja). Y en cuarto lugar, no quiere decir que se pueda utilizar para ello cualquier tipo de medios”(nº 420).

“¿Por qué no son buenos todos los medios de regulación de la fecundidad? Como métodos de regulación consciente de la fecundidad la Iglesia remite a los métodos perfeccionados de la autoobservación y de la Planificación Familiar Natural = regulación natural de la fecundidad. Corresponden a la dignidad del varón y la mujer; respetan las leyes internas del cuerpo femenino; exigen ternura y unas relaciones recíprocas respetuosas y son por ello una escuela de amor.

No es indiferente que un matrimonio recurra a la anticoncepción o que aproveche el ciclo de los días fértiles de las mujer para regular responsablemente, es decir, generosamente la fecundidad. En el primer caso, distorsiona la naturaleza propia de la relación íntima conyugal haciéndola intencionadamente infecunda; en el segundo caso, respeta la integridad de esa relación íntima personal. La Iglesia rechaza la anticoncepción, realizada por medios químicos (“la píldora”), mecánicos (el preservativo), quirúrgicos (la esterilización) y otros (la interrupción del acto), no tanto por su carácter “artificial”, cuanto porque falsifica la relación personal conyugal privándola de su significado natural propio (ser fecunda). La mentalidad anticonceptiva, que implica una voluntad a ultranza de impedir la fecundación, puede también afectar al uso de los “métodos naturales”, que entonces también sería ilegítimo. Pero cuando recurre a los mencionados “métodos artificiales” la mentalidad anticonceptiva tampoco se detiene ante los daños que causan a la salud de la mujer, ni ante el carácter abortivo de algunos de ellos (la espiral o “la píldora del día después”), ni ante los diversos trastornos que ocasionan a la vida conyugal” (nº 421).

Esto es lo que dice el YouCat sobre la paternidad responsable. Aunque evidentemente se puede ampliar bastante más el tema, me parece una muy buena síntesis del problema. La prueba está en que lo divulgo. Y aprovecho la ocasión para recomendar a todos que se lean el YouCat, que lógicamente se encuentra en muchas librerías y especialmente en las religiosas, pues se puede con su lectura aprender mucho sobre Cristo y su Iglesia.

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