Finalizando la Cuaresma e iniciando la Semana Santa

Viernes de Dolores o Viernes de Pasión, es el viernes anterior al Domingo de Ramos, comprendido dentro de la última semana de la Cuaresma, tambien llamada Semana de Pasión y el inicio de la Semana Santa o Semana Mayor. Con esta festividad, se inician las procesiones y manifestaciones religiosas.

Los cristianos católicos manifiestamos con fervor religioso la celebración de los Dolores de Nuestra Señora, y así lo hacemos este viernes, preámbulo de toda una Semana de Pasión y Dolor, en el que se enaltece y venera la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo y a una Madre enlutada.

Si no hubiera esta situación anómala a día de hoy, por las calles de nuestra ciudad veríamos discurrir la primera de las procesiones y se hubiera anunciado «algo así»; Hoy 3 de abril de 2020 a las 20.30 horas y organizado por la Parroquia de la Iglesia de Santiago el Real y Cofradía de Jesús Nazareno y Nuestra Señora de los Dolores, se ha preparado un año más la “Procesión de la Virgen de los Dolores”.

A la mencionada hora, efectuará su salida desde la Iglesia de Santiago el Real y continuará con el siguiente recorrido: Travesía de Santiago, Marqués de San Nicolás (calle Mayor), Sagasta, Hermanos Moroy, Marques de Vallejo, Portales, Sagasta, Marqués de San Nicolás, Travesía de Santiago para regresar de nuevo a la Iglesia de Santiago.

El origen del Viernes de dolores

Esta antigua celebración mariana tuvo mucho arraigo en toda Europa y América, y aún hoy muchas de las devociones de la Santísima Virgen del tiempo de Semana Santa, tienen su día festivo o principal durante el Viernes de Dolores, que conmemora los sufrimientos de la Madre de Cristo durante la Semana Santa.

El Concilio Vaticano II consideró, dentro de las diversas modificaciones al calendario litúrgico, suprimir las fiestas consideradas «duplicadas», esto es, que se celebren dos veces en un mismo año; por ello la fiesta primigenia de los Dolores de Nuestra Señora el viernes antes del Domingo de Ramos fue suprimida, siendo reemplazada por la moderna fiesta de Nuestra Señora de los Dolores el 15 de septiembre. Aun así, en la tercera edición del Misal Romano del año 2000, hay un recuerdo especial a los Dolores de la Santísima Virgen en la celebración ferial de ese día, introducida por Su Santidad el Papa San Juan Pablo II.

La Santa Sede y las normas del Calendario Litúrgico contemplan que, en los lugares donde se halle fervorosamente fecunda la devoción a los Dolores de María, como es el caso de España, en sus calendarios propios sea tenida como fiesta o solemnidad.

Asi pues, por dos veces durante el año liturgico, la Iglesia conmemora los dolores de la Santísima Virgen. La primera es en la Semana de Pasión (Viernes de Dolor) y también el 15 de septiembre, al día siguiente de la Exaltación de la Santa Cruz.

Nuestra Señora Virgen de los Dolores

La primera de estas conmemoraciones es la más antigua, puesto que se instituyó en Colonia y en otras partes de Europa en el siglo XV y cuando la festividad se extendió por toda la Iglesia, en 1727, con el nombre de los Siete Dolores, se mantuvo la referencia original de la Misa y del oficio de la Crucifixión del Señor.

En la Edad Media había una devoción popular por los cinco gozos de la Virgen Madre, y por la misma época se complementó esa devoción con otra fiesta en honor a sus cinco dolores durante la Pasión. Más adelante, las penas de la Virgen María aumentaron a siete, y no sólo comprendieron su marcha hacia el Calvario, sino su vida entera. A los frailes servitas, que desde su fundación tuvieron particular devoción por los sufrimientos de María, se les autorizó para que celebraran una festividad en memoria de los Siete Dolores, el tercer domingo de septiembre de todos los años.

Los siete dolores son:

  • La profecía del anciano Simeón.
  • La huida a Egipto
  • El niño Jesús perdido
  • María encuentra a Jesús cargado con la Cruz
  • Quinto dolor María al pie de la cruz
  • María recibe en sus brazos el cuerpo difunto de su hijo
  • Sepultura de Jesús y Soledad de María, nuestra Madre

 

Primer Dolor – La profecía de Simeón (cf. Lucas 2,22-35)
Primer dolorQué grande fue el impacto en el Corazón de María, cuando oyó las tristes palabras con las que Simeón le profetizó la amarga Pasión y muerte de su dulce Jesús. Querida Madre, obtén para mí un auténtico arrepentimiento por mis pecados.
Segundo Dolor – La huida a Egipto (Mateo 2,13-15)
segundo dolorConsidera el agudo dolor que María sintió cuando ella y José tuvieron que huir repentinamente de noche, a fin de salvar a su querido Hijo de la matanza decretada por Herodes. Cuánta angustia la de María, cuántas fueron sus privaciones durante tan largo viaje. Cuántos sufrimientos experimentó Ella en la tierra del exilio. Madre Dolorosa, alcánzame la gracia de perseverar en la confianza y el abandono a Dios, aún en los momentos más difíciles de mi vida.
Tercer Dolor – El Niño perdido en el Templo (Lucas 2,41 -50)
tercer dolorQué angustioso fue el dolor de María cuando se percató de que había perdido a su querido Hijo. Llena de preocupación y fatiga, regresó con José a Jerusalén. Durante tres largos días buscaron a Jesús, hasta que lo encontraron en el templo. Madre querida, cuando el pecado me lleve a perder a Jesús, ayúdame a encontrarlo de nuevo a través del Sacramento de la Reconciliación.
Cuarto Dolor – María se encuentra con Jesús camino al Calvario (IV Estación del Vía Crucis)
cuarto dolorAcércate, querido cristiano, ven y ve si puedes soportar tan triste escena. Esta Madre, tan dulce y amorosa, se encuentra con su Hijo en medio de quienes lo arrastran a tan cruel muerte. Consideren el tremendo dolor que sintieron cuando sus ojos se encontraron – el dolor de la Madre bendita que intentaba dar apoyo a su Hijo. María, yo también quiero acompañar a Jesús en Su Pasión, ayúdame a reconocerlo en mis hermanos y hermanas que sufren.
Quinto Dolor – Jesús muere en la Cruz (Juan 19,17-39)
quinto dolorContempla los dos sacrificios en el Calvario – uno, el cuerpo de Jesús; el otro, el corazón de María. Triste es el espectáculo de la Madre del Redentor viendo a su querido Hijo cruelmente clavado en la cruz. Ella permaneció al pie de la cruz y oyó a su Hijo prometerle el cielo a un ladrón y perdonar a Sus enemigos. Sus últimas palabras dirigidas a Ella fueron: “Madre, he ahí a tu hijo.” Y a nosotros nos dijo en Juan: “Hijo, he ahí a tu Madre.” María, yo te acepto como mi Madre y quiero recordar siempre que Tú nunca le fallas a tus hijos.
Sexto Dolor – María recibe el Cuerpo de Jesús al ser bajado de la Cruz (Marcos 15, 42-46)
sexto dolorConsidera el amargo dolor que sintió el Corazón de María cuando el cuerpo de su querido Jesús fue bajado de la cruz y colocado en su regazo. Oh, Madre Dolorosa, nuestros corazones se estremecen al ver tanta aflicción. Haz que permanezcamos fieles a Jesús hasta el último instante de nuestras vidas.
Séptimo Dolor -Jesús es colocado en el Sepulcro (Juan 19, 38-42)
septimo dolor¡Oh Madre, tan afligida! Ya que en la persona del apóstol San Juan nos acogiste como a tus hijos al pie de la cruz y ello a costa de dolores tan acerbos, intercede por nosotros y alcánzanos las gracias que te pedimos en esta oración. Alcánzanos, sobre todo, oh Madre tierna y compasiva, la gracia de vivir y perseverar siempre en el servicio de tu Hijo amadísimo, a fin de que merezcamos alabarlo eternamente en el cielo.

Virgen de los Dolores

Historia de la Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores de Logroño

La devoción a la Virgen de los Dolores en la parroquia de Santiago el Real viene de antiguo. Se tienen noticias de que a mediados del siglo pasado (Siglo XIX), se celebraban solemnes cultos en su honor, cultos que culminaban en una solemne novena que terminaba el día de su fiesta, Viernes de Dolores, y a su final se hacía una procesión con su imagen por las calles del quiñón de la parroquia.

Para  éstas  solemnes  novenas  venían  ilustres  y  elocuentes oradores. En 1.892 fueron varios, siendo uno de ellos el Sr. Abad de la Colegiata de La Redonda. En 1.927 fue el R.P. Dimas Gómez del Corazón de María de la residencia de Jaén, y en 1.930 lo fue nuestro paisano el R. P.  Antonio Rubio,  superior  de  los  PP.Agustinos Recoletos de San Sebastián.

Vayan éstas muestras para comprender la importancia que se le daba a ésta novena que era muy esperada por nuestros antepasados que abarrotaban la amplia nave de la iglesia de Santiago. Los gastos eran sufragados por familias logroñesas devotas, que normalmente permanecían en el anonimato.

La procesión que se hacía a continuación del término de la novena el día de la Virgen de los Dolores, también se hacía con solemnidad. El recorrido era siempre el mismo y transcurría por las calles de Santiago, Mayor, Merced, Mercado (hoy Portales), Sagasta y Mayor con regreso a la iglesia, otra vez por la calle de Santiago. Un gran número de devotos, especialmente mujeres, concurrían a la misma con cirios encendidos; la presidía el párroco de Santiago y siempre llevaba una banda de música; el Gobernador Militar facilito la Banda del Regimiento por los años 1.890 y siguientes; en los años veinte de éste siglo fue la Banda de Música de Oyón (Unión Musical Oyonesa) la que concurrió, interpretando siempre durante la procesión sentidas marchas religiosas.

En los balcones y ventanas de las calles de su itinerario se ponían colgaduras y se adornaban con farolillos y en las aceras se apelotonaba el público que contemplaba su paso con religioso silencio.

No es extraño que en aquél Logroño de 19.000 habitantes ésta procesión fuera un acontecimiento. Téngase en cuenta que en aquéllos tiempos la única procesión de Semana Santa era la del Viernes Santo.

El párroco de Santiago, don Pascual Fernández, se propuso impulsar ésta devoción a la Virgen de los Dolores, devoción que él sentía, y viendo la admirable respuesta del pueblo logroñés, especialmente mujeres, para mover más a ésta devoción mariana tuvo la idea en 1.892 de crear una Hermandad, solamente de mujeres, para seguir cultivando y engrandeciendo ésta devoción y evitar que la misma se perdiera con el paso del tiempo. Así pues,  en el mes de Marzo de 1.893  fundó ésta Hermandad “establecida para las mujeres de todos los estados, edades y condiciones en la parroquia de Santiago el Real de Logroño“. Comunica al Obispado ésta intención, recibiéndose una contestación “muy laudatoria” con fecha 17 de Agosto de 1.893.

No existen estatutos y tampoco hábito de ésta Hermandad, deduciendo que no se tuvieron en cuenta éstos detalles en su fundación. Se funda en torno a la imagen existente de la Virgen de los Dolores, de cuya imagen no existe tampoco origen ni datación.

La imágen de las llamadas “de vestir”, como casi todas las Dolorosas; tiene una gran expresividad en el rostro y en sus finas manos, destaca su mirada de dolor y tristeza en sus bellos ojos compasivos y al mismo tiempo llenos de paz, una paz que trasmite a sus devotos y a cuantos la contemplan.

Sus manos, separadas, como queriendo abrazar a todo el género humano, sus hijos; sostiene un pañuelo en su mano derecha para secar sus lágrimas por la muerte de su amado Hijo.

Se organiza la Hermandad,  “solo de señoras, cualquiera que sea su posición,  edad o estado” de una forma simple:  una Junta Directiva con los cargos de Presidenta, Vicepresidenta, Tesorera, Secretaria, Vicesecretaria y tres vocales, siendo la dirección a cargo del Párroco o coadjutores de la parroquia de Santiago el Real. El objeto de la Hermandad era, y sigue siendo, “honrar de un modo especial a la Santísima Virgen bajo el título de sus Dolores”.

Como la Hermandad era solo de mujeres, la Virgen era llevada a hombros en sus andas por cuatro cofrades de la Cofradía hermana de Jesús Nazareno cuya residencia canónica era la misma. Fueron muchas las señoras que se hicieron de la Hermandad durante los primeros años, por éste motivo se distribuyeron en Coros de a treinta hermanas cada uno, con su Directora al frente de cada uno, llegando a tener hasta cinco Coros, es decir más de 150 Hermanas. La cuota de cada una quedó establecida en un real al mes, pagadero por meses, semestres o por años, al arbitrio de cada hermana.

La imagen de la Virgen ha sido especialmente cuidada. A lo largo de los años su Hermandad y donaciones de personas devotas le han dotado de un magnífico manto de terciopelo negro bordado con un bien diseñado y artístico bordado en oro , valiosos encajes en cabeza y puños, así como un corazón traspasado por siete puñales también de plata y diversas joyas, rosarios, pañuelos, etc. Esta imagen se veneraba durante todo el año en una capilla especial dentro de la iglesia de Santiago, llamada “capilla de los Dolores” hasta el año 1.981 en que fue trasladada a otra más pequeña donde está actualmente a fin de dejar la antigua capilla para el culto diario de la iglesia en los meses de invierno.

En el mes de Septiembre celebraban un solemne Septenario (Desde mediados de siglo XX en vez de novenario se celebra un septenario.) en honor de la Virgen, dado por los mejores oradores, el cual terminaba el día de su fiesta, 15 de Septiembre, festividad de La Virgen de los Dolores, y posteriormente las señoras componentes de la Hermandad hacían Ejercicios Espirituales dirigidos por un Padre Misionero. Algunos años éstos cultos se hicieron en la antigua iglesia de San Agustín que estaba situada donde hoy está Correos y Telégrafos, en la plaza de su mismo nombre.

En la cuaresma se preparaban y preparaban a los fieles de la parroquia con sermones cuaresmales y cultos para cumplir con el precepto pascual, a guardar el ayuno y abstinencia, estimular para tomar la Bula de la Santa Cruzada, etc.; sermones que terminaban el Viernes de Dolores con una solemne procesión por las calles del quiñón de la parroquia de Santiago, acudiendo a la misma todas las Hermanas para acompañar a la Virgen alumbrando con velas. Durante la misma el Párroco de Santiago desgranaba los Siete Dolores en otras tantas paradas, fervorines que eran escuchados por todos los numerosos asistentes dentro de un riguroso silencio y con gran devoción.

En el transcurrir de los años su Hermandad siempre ha venerado a la Virgen con diversos actos, especialmente dedicándole un Septenario con Misa y sermón, celebrándose el mismo dentro de la Cuaresma en algunas de sus semanas, en conjunción con la Parroquia y en todo caso celebrando el Viernes de Dolores, su fiesta, con Misa solemne y posterior procesión, la cual nunca ha dejado de hacerse con mayor o menor solemnidad. En la actualidad el Septenario se hace de forma que el último día del mismo coincida con el Viernes de Dolores.

A partir de 1.962 los hermanos de la cofradía de Jesús Nazareno portaron el “paso” de la Virgen revestidos con sus hábitos, que eran los de la Hermandad de la Pasión y el Santo Entierro, al objeto de darle mayor solemnidad. A partir de 1.976 la banda de tambores de ésta cofradía también se incluyó dentro de la procesión.

Textos del libro “Historia de la Semana Santa de Logroño” de D. Eugenio Ugarte Alonso

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