Viajar y narrar aparecen como dos acciones estrechamente relaciona-das entre sí. Desde los tiempos más remotos se ha viajado por motiva-ciones diversas dando lugar a un relato polifacético que desafía cualquier precisión formal, colocando en duda, inclusive, la posibilidad de circuns-cribirlo a un género. Su desarrollo de larga duración hace necesario no desatender la historicidad de sus variadas manifestaciones a la horade preguntarnos por su especificidad en tanto escritura.